Alba tiene 23 años y hace cinco años que tiene una lesión medular cervical que le impide caminar. Ella, sus padres y su hermano han perdido su casa en Picanya. Una que no solo era un techo bajo el que dormir, también había sido el camino hacia la independencia de la joven.
Cuando un accidente la dejó en silla de ruedas, Alba vivía en un piso en Torrent que no estaba adaptado. La silla no entraba por la puerta ni el pasillo y la familia se mudó a Picanya buscando tranquilidad y un hogar que pudieran adaptar para desarollar la autonomía de Alba en su nueva situación. Se trata de una vivienda de tres pisos en primera línea de barranco. Un lugar que el martes, 29 de octubre, arrasó por completo el torrente de agua desbordado del cauce y cuyas consecuencias han sido catastróficas.
“Ya no puedo vestirme y ducharme sola”
Ahora, Alba y su familia han podido trasladarse a casa de un familiar en Torrent y su vida ha cambiado por completo. No solo por el lugar donde duerme por las noches, sino por la autonomía que ha perdido. “Me tienen que ayudar a vestirme, a ducharme y no puedo salir de casa sola, pues alguien tiene que ayudarme a bajar la rampa del patio, demasiado empinada para hacerlo yo sola”.
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Aquella tarde, el agua les pilló por sorpresa, como a miles de personas. El agua subió de repente y sus padres sacaron a Alba y la subieron a pulso primero al primer piso y media hora más tarde al segundo, pues el agua y cubría casi todos los escalones. Tras el temporal, que destrozó la casa que habían adaptado con rampa de entrada y habitaciones accesibles para ella, Alba estuvo tres días en lo alto de su casa hasta que sus primos la bajaron a hombros. Su silla se mojó, pero consiguieron salvarla.
Una campaña para pedir ayuda
La joven ha lanzado una campaña para recaudar fondos y poder volver a adaptar su casa y volver a tener la independencia que ahora ha perdido. “En el piso de ahora las puertas son anchas pero estoy en una cama corriente, yo tenía una abatible que me permitía vestirme sola. Ahora me viste mi padre”.
Además, después de su accidente Alba se rompió la cadera y ya estaba avanzando en su recuperación. Ahora, dice, “he retrocedido mucho”. “Esta riada además de perder mi casa supone para mi perder prácticamente toda la independencia que había conseguido“.
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Algunas personas han escuchado su llamada por redes sociales y han donado a la familia algunos muebles y electrodomésticos. Con todo, Alba insiste en que necesita dinero para poder acabar la obra y volver a vivir a su casa adaptada. “Ya me tocó empezar de nuevo y ahora reinicio pero desde cero”, lamenta.