11 puntos. Esta es la diferencia que le saca el Liverpool, líder indiscutible de la Premier League con 34 puntos, al Manchester City, quinto clasificado, con 23 unidades. La visita a Anfield era complicada, un fortín del que solo ha salido con vida esta temporada el Nottingham Forest. Fue la excepción que confirma la regla. El Liverpool es ‘invencible’ en casa. Y los de Pep Guardiola dicen adiós a la liga tras caer merecidamente contra la máquina perfectamente engrasada de Arne Slot.
[–>El inicio del partido se intuía complicado para el City. Anfield emocionó como de costumbre con el You’ll Never Walk Alone cantado a cappella que da un ‘plus’ innegable de energía a sus jugadores. Recibían a un equipo malherido, que sumaba seis partidos sin ganar, la peor racha de su entrenador, Pep Guardiola, desde que llegase al banquillo del Etihad hace casi una década. Y Arne Slot, que no se fiaba ni un pelo de ese conjunto aparentemente débil, activó a sus hombres desde el primer segundo de partido.
El objetivo en el cuadro red era poner el primer clavo en la lápida del City temprano y exigieron desde el primer momento a Ortega Moreno, que fue la gran novedad del once skyblue dejando a Ederson en el banquillo.
En los primeros diez minutos se contabilizaron hasta tres ocasiones peligrosas del Liverpool. Primero, un disparo raso de Gakpo. Después, un intento mordido de Szoboszlai. Finalmente, una triple ocasión que el City salvó sin saber muy bien cómo. Anfield era una olla a presión que estaba a punto de ‘cocinar’ el primer gol de duelo. Era solo el minuto 11 cuando un cabezazo de Van Dijk hizo temblar la portería cityzen. La madera había frenado el primero, pero el que avisa no es traidor. Un minuto después, en el 12′, llegó el gol del Liverpool. Balonazo perfecto a la espalda de Akanji que encontró a un Salah que le ‘regaló’ el gol a Gakpo, que rompía al segundo palo a placer.
El plan no le salía a Guardiola, que prescindió de sus extremos puros. Paradojas del fútbol, Salah y Luis Díaz estaban causando estragos por las bandas. Pero el Liverpool también se estaba comiendo al City por piernas e intensidad, sostenidos por un Gravenberch espectacular en el centro del campo y un imperial Van Dijk atrás. El 1-0 al descanso no era del todo malo para el City.
Parecía que el equipo de Pep estaba mejor, pero Ortega Moreno tuvo que salir al rescate para negarle el ‘doblete’ a Gakpo, Guardiola no encontró la fómrula para frenar a un Van Dijk que seguía haciendo daño a balón parado y Salah mandó a las nubes un mano a mano que ya se celebraba en Anfield. Era el minuto 55. La ocasión del egipcio empujó al técnico catalán a meter electricidad sobre el campo con Doku y Savinho. El City mejoró ligeramente, pero no fue suficiente.
En el 76′, Ortega Moreno derribó con claridad a Luis Díaz dentro del área y Salah se quitó la espina del penalti fallado contra el Real Madrid para celebrar su undécimo gol en Premier y el 2-0 en Anfield. Del You’ll Never Walk Alone del principio a los “olés” que envolvían Anfield. El ambiente era festivo. Y no era para menos. Estaban dando un golpe sobre la mesa en una Premier dominada por el City durante las últimas cuatro temporadas.
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Solo se silenció momentáneamente Anfield con el error de Van Dijk que apunto estuvo de poner al City en el partido. Sin embargo, De Bruyne, que había saltado al verde hacía pocos minutos, falló en el mano a mano ante Kelleher. Con el pitido final, Anfield se derrumbó. También lo había hecho el City, aunque de manera muy distinta, con la lesión de Rodri contra el Arsenal. El Liverpool huele la Premier tras apartar al City de la carrera. Y Guardiola se fue de Anfield recordando las seis ligas que ha ganado en Inglaterra, pero con otros dos números en su mente: el once, los puntos que le separan del equipo de Slot en la tabla, y el siete, los partidos que acumula sin ganar.