Botafogo, con un doblete de Jefferson Savarino y una gran exhibición de Luiz Henrique, dio este miércoles un paso de gigante para jugar su primera final de la Copa Libertadores, después de vapulear, por 5-0, a un Peñarol que se derrumbó en la segunda mitad.
El internacional venezolano desbloqueó a un conjunto brasileño que estuvo perdido hasta que se desató con cinco goles en un segundo tiempo apoteósico, tres de ellos anotados en un lapso de apenas ocho minutos. Un auténtico vendaval. Savarino inauguró la fiesta a pase de Luiz Henrique (m.51) y cuatro minutos después el argentino Alexander Barboza amplió distancias a la salida de un córner servido por el 10 (m.55). El extremo de la Vinotinto repitió tras un fallo del portero Washington Aguerre (m.59), Luiz Henrique marcó el tanto de la noche picando el balón ante la salida del meta uruguayo (m.73) e Igor Jesús certificó la manita (m.79).
Resultado inmejorable para el cuadro carioca tras un partido marcado por los graves altercados que cometieron aficionados del Peñarol en una playa de Río de Janeiro y que se saldaron con cerca de 300 hinchas detenidos. Salvo debacle en Montevideo, el club del magnate estadounidense John Textor puede ir reservando vuelo y hotel para la final del 30 de noviembre en el Monumental de Buenos Aires. El rival: Atlético Mineiro o River Plate.
Sobre el campo, Peñarol se presentó en el césped sintético del Nilton Santos con un objetivo claro: trastabillar al máximo el desarrollo del partido, jugando en el límite del reglamento. En ese plan valía perder tiempo, provocar al rival, simular agresiones y entrar en cualquier trifulca. Y Botafogo cayó en la trampa por un buen tiempo. El árbitro colombiano Andrés Rojas trabajó a destajo para apagar las tanganas varias que hubo en el primer tiempo.
El cuadro uruguayo también sorprendió al sacar la línea defensiva fuera del área y presionar en campo rival. Hasta rozó el gol en un buen disparo de Rodrigo Pérez. Botafogo estuvo muy incómodo en la primera mitad. Desesperado, pidió penalti en una mano inexistente de Guzmán Rodríguez.
Pero el cuadro del portugués Artur Jorge salió con otro espíritu en la segunda parte y se convirtió en un huracán de categoría cinco. Savarino, que antes había avisado con un trallazo desde fuera del área, abrió la lata tras un buen pase de Luiz Henrique, exjugador del Real Betis, y repitió ocho minutos después. Antes, Barboza había puesto el 2-0 en un córner que cabeceó Igor Jesus para que el central empujara el balón al fondo de la red.
Para entonces, Peñarol ya estaba descompuesto y sin armas para detener a los brasileños. Aún faltarían los tantos de Luiz Henrique a pase de Igor Jesus, el delantero de moda en Brasil y quien cerró el marcador tras cazar un rechace de Aguerre a tiro del argentino Thiago Almada.
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Y aún pudieron ser más. Ahora le toca centrarse en el Campeonato Brasileño, que lidera con apenas un punto sobre Palmeiras, porque su billete para la final de la Libertadores parece estar asegurado.