Raffaele Fitto, el candidato de Giorgia Meloni, se convertirá en diciembre en vicepresidente ejecutivo de la nueva Comisión Europea (CE) de Ursula von der Leyen. Tendrá las carteras de Políticas de Cohesión y Reformas. Era lo que la primera ministra italiana buscaba y lo ha festejado como “una victoria para todos los italianos”. “Se confirma así la relevancia de Italia en Europa”, ha añadido.
El nombramiento de Fitto —hostigado durante meses por los progresistas europeos, y que finalmente esta semana recibió luz verde gracias al giro del presidente de Gobierno español, Pedro Sánchez— supone la entrada en escena de una formación de extrema derecha, Hermanos de Italia, que no formó parte de la gran alianza de populares, liberales y socialistas que permitió en el verano la reelección de Von der Leyen a presidenta de la CE. La razón en aquel momento era la exclusión de Italia de toda negociación sobre el reparto de los altos cargos de la Unión Europea. Desde entonces, el esmero con el que Meloni persiguió el objetivo de obtener puestos de poder en las instituciones europeas se intensificó.
Fitto (Maglie, 1969), el político dentro del partido de Meloni mejor conectado en Bruselas, fue el elegido casi obvio para uno de los principales puestos que la mandataria quería obtener y su candidatura se oficializó el pasado 30 de agosto. El italiano ha sido consejero regional, diputado nacional, eurodiputado, presidente de la región sureña de Apulia y ministro de Asuntos Regionales durante el último Gobierno de Silvio Berlusconi. En 2022, además, regresó a la política italiana (tras una etapa de 11 años en las instituciones europeas) después de que Meloni lo eligiese como ministro de Asuntos Europeos. Esto último bastante relevante dado que, en la CE, se encargará —junto con Valdis Dombrovskis— de los fondos europeos de recuperación económica, de los cuales Italia ha sido una de las principales beneficiarias en estos años.
Corazón democristiano
Procedente de una familia convencidamente democristiana (partido en el que él mismo militó hasta 1994), activista político desde los 19 años, más habituado a estar en los pasillos del poder que en la calle, y licenciado en Derecho en Bari, Fitto es también considerado uno de los ‘centuriones’ de Meloni, es decir, uno de las figuras políticas sobre las que más cuenta la mandataria. Y un personaje que ha sabido astutamente evitar las estridencias y vender la imagen de político responsable, moderado y perseverante a la hora de toda negociación con las instituciones europeas y en el papel de padre noble de Hermanos de Italia.
Eso se ha reflejado en sus a menudo conciliadoras declaraciones. “Quiero que quede claro. No estoy aquí para representar un partido político y no estoy aquí para representar un Estado miembro. Estoy aquí para reafirmar mi compromiso con Europa“, dijo la semana pasada a los eurodiputados de la Comisión de Desarrollo Regional, encargada de evaluar su idoneidad para el cargo. “Mi papel va a estar marcado por una independencia total y una equidistancia total con respecto a los 27 Estados miembro”, reiteró. “Aquí siempre ha trabajado con todos los grupos parlamentarios porque es un democristiano, no un fascista“, contaba días atrás una fuente socialista de la delegación italiana en Bruselas al semanario L’Espresso.
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Excopresidente del Grupo de los Conservadores y Reformistas (ECR, por sus siglas en inglés), formación que este año sufrió diversos abandonos —entre ellos, el de Vox—, su elección también refuerza a esta corriente política de forma inesperada. Eso es, después de que otro grupo ultra, el recién creado Patriotas de Europa, le quitara a ECR en julio el puesto de tercera fuerza en el Parlamento Europeo. Un pasado que sigue haciendo trinar a formaciones como la italiana Alianza de Verdes e Izquierda, que ha criticado lo que califican de derechización de la CE, así como lo que ven como una mala gestión de los fondos europeos hasta ahora entregados a Italia.
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