Mientras el PP intenta recomponerse de una gravísima crisis interna a causa de la reforma legal que permitirá rebajar condenas de etarras y que el partido apoyó por error -especialmente en el grupo parlamentario del Congreso donde la desolación es absoluta- los esfuerzos se centran en hacer pedagogía para evitar la desafección de las bases y del propio electorado. Los dirigentes de distintos territorios -alcaldes, concejales, además de diputados- relatan amargamente cómo en sus provincias, municipios e incluso núcleos personales los reproches no dejan de sucederse. “La gente no entiende cómo ha podido pasar esto”, coinciden varios cargos.

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