Con la marcha de jugadores como Yan Couto o Savinho, dos piezas indiscutibles la temporada pasada en los costados, Quique Cárcel y Míchel tenían clarísimo que este verano tenía que llegar desborde y desequilibrio. Aterrizó Bryan Gil, se quedó Tsygankov… y el Girona apostó muy fuerte por Yáser Asprilla, convirtiéndolo en el fichaje más caro de la historia del club con esos 18 millones de euros abonados al Watford.

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