Que el fútbol es un estado de ánimo lo demuestran jugadores como Raphinha o victorias emocionantes como la de ayer ante el Bayern. El culé está viviendo un enamoramiento con Flick, el técnico que ha logrado cambiar el estado de ánimo del club, del equipo y de la afición. Tuvo que llegar un ex del Bayern al banquillo para que el Barça superara a su bestia negra, su ogro particular, un trauma con todas las letras. Los bávaros habían ganado los últimos seis duelos, pero ayer cayeron goleados (4-1) por un Barça salvaje.
En un partido de extremos, los de Flick sobrevivieron, primero, en la adversidad para terminar arrollando al Bayern con la irreverencia de la juventud. El encuentro planteó un juego de espejos: dos equipos que atacan a base de oleadas y presionan con los dientes apretados.
El Barça terminó arrollando a su gran enemigo, pero durante muchos momentos de la primera mitad el Bayern siguió siendo una montaña demasiado alta. El gol de Lewandowski en los primeros compases ni siquiera arañó a un Bayern que empató con un tanto de Kane y volvió a impresionar al Barça. Pero algo cambió cuando los de Flick igualaron la batalla mental.
Dos escogidos
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Pedri y Lamine irrumpieron en el partido con el talento de los escogidos y marcaron el camino. Cuando el equipo se tuvo fe se decantó la balanza y se encendió el estadio. Creció el Barça y se desencadenó la tormenta para el Bayern. El gran protagonista fue un Raphinha desencadenado, capaz de marcar un hat-trick en la Champions ante todo un Bayern.
Los grandes campeones están cargados de grandes historias con jugadores que no estaban destinados a aparecer en la foto. Muchos aún recuerdan como Eto’o, descartado por Guardiola, terminó siendo una pieza fundamental. Pero nadie esperaba algo así con Raphinha tras un verano donde Nico Williams se convirtió en la gran ilusión.
Su actuación impulsó a un Barça, que también encontró en Lamine un tesoro. El canterano se cansó de esperar el balón, y cuando irrumpió por dentro, se vistió de Messi. Su actuación fue asombrosa por el dominio del escenario con solo 17 años. Lamine dejó a todo el mundo mudo y ensimismado. Sin palabras y proyectando lo que puede llegar a ser este futbolista.
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El encuentro también sirvió para que Olmo volviera a vestirse de corto tras su lesión. Otra buena noticia pensando en el clásico del sábado en el Bernabéu. La actuación del equipo emocionó a la afición, que necesitaba una victoria así ante un rival como este y en la Champions.
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Entre cánticos y felicitaciones, los jugadores más jóvenes se fundieron con la afición en una noche mágica. Lamine, Gavi, Casadó, Fermín, Olmo y compañía lo celebraron como un aficionado más. Ya es oficial: El Barça ha vuelto.