Despegue frustrado, el de Frenkie de Jong. El neerlandés llegaba al Benito Villamarín con el deseo de coger impulso tras su capitalizadora actuación en Mallorca. Nada más lejos de la realidad. A los pocos minutos de ingresar al terreno de juego tuvo la mala fortuna de no calcular con precisión su zancada y cometer penalti sobre Vitor Roque. Tras el encuentro, el centrocampista quedó muy tocado anímicamente, algo que no pasó desapercibido entre sus compañeros.
Por más que se intente, resulta imposible hoy en día vivir totalmente ajeno al ruido de fuera. Y Frenkie sabe que no le queda otra que aguantar el ‘chaparrón’ hasta lograr recuperar su mejor versión. Su última lesión en el tobillo, unida a su situación contractual, provocan que ahora mismo reciba más críticas que elogios por parte del barcelonismo.
Aplicándose la ley de ‘ver, oír y callar’, De Jong está trabajando fuerte en las últimas semanas para volver a volar alto. Eso pasa por ‘enterrar’ mentalmente su lesión y también por lograr una condición física óptima. De hecho, el ex del Ajax lleva tiempo realizando trabajo extra al margen de los entrenamientos grupales para acelerar el ‘borrón y cuenta nueva’ a nivel de sensaciones. Su puesta a punto es más un tema psicológico que físico.
Mallorca, un frustrado punto de inflexión
Con más razón, su gol y asistencia entre semana al Mallorca podían convertirse en el ansiado ‘click’. Cuando uno está bajo de ánimos siempre necesita un punto de inflexión y el envite en Son Moix podía serlo. Frente al Betis, De Jong saltó al césped en el minuto 60 con la intención de seguir acumulando buenas sensaciones. Desgraciadamente sería todo lo contrario.
Su desafortunado pisotón a Vitor Roque convirtió su tarde en una pesadilla. Tantas veces acusado de poca implicación defensiva, la actitud de Frenkie en esa acción fue intachable. El ex del Ajax esprintó 30 metros hacia atrás y cuerpeó bien al delantero del Betis. Sin embargo, la falta de precisión al calcular su zancada, que le llevó a pisar a Roque, le dejó de nuevo con el papel de villano. Sobre todo por el hecho de que el Barça acabó dejando escapar el triunfo en el añadido -de haber ganado, el penalti habría quedado en un segundo plano-.
El neerlandés no pudo desconectar en toda la tarde
De Jong se marchó del Villamarín muy tocado anímicamente. Se sentía culpable y así lo trasladó a alguno de sus compañeros con un tono de disculpa. Por supuesto, nadie le culpó del empate, pero Frenkie no pudo desconectar de esa acción en toda la tarde. La sensación de amargura era doble por el hecho de que incluso una buena acción defensiva le acabó saliendo cruz. En la expedición azulgrana no pasó nada desapercibido el rostro de decepción del neerlandés con lo ocurrido. Los compañeros le hicieron costado, aunque en líneas generales el ‘mood’ no era mucho mejor, pues de nuevo se escaparon dos puntos en el añadido y el vestuario se marchó de Sevilla enfadado y descontento con el rendimiento ofrecido.
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Por otro lado, y aunque habría sido lo fácil, De Jong no quiso caer internamente en discutir la decisión arbitral. La frustración puede llevar a uno a buscar excusas fuera pero el propio jugador entendió y asumió que, aunque fuera por muy poco, sí había pisado a Vitor Roque. Tras el encuentro, Frenkie no quiso escurrir el bulto y simplemente mostró su decepción y tristeza, pues por más que lo intenta no logra revertir la dinámica en la que se encuentra.