El PP es un partido marcado por la profunda crisis en la Comunidad Valenciana. El ruido interno no ha parado en las últimas dos semanas ante el cuestionamiento total de la Generalitat para hacer frente a una catástrofe que no tiene similitudes en tiempos recientes. Y no parará, asumen en la dirección nacional, hasta la intervención de Carlos Mazón, que será finalmente este viernes en las Cortes valencianas. En Génova -donde hay interlocución directa y diaria entre Alberto Núñez Feijóo y el ‘president’- apuntan en distintas direcciones: una profunda remodelación del Consell, pero con Mazón al frente. No habrá dimisión del líder autonómico y algunos dirigentes insisten ahora en que tampoco tendría por qué producirse en unos meses.
La idea que trasladan es que habrá “un refuerzo importante” en el gobierno autonómico con la incorporación de perfiles potentes mirando a la reconstrucción de Valencia y con intercambio de carteras y responsabilidades. Pero en Génova insisten en no poner el foco solo en los nombres que entren y en si pueden salir algunos, sino en el mensaje que Mazón debería trasladar a partir de este viernes. Un “cambio de estrategia” a todos los niveles, dicen en el entorno de Feijóo, que permita empezar una nueva página enfocada exclusivamente en la reconstrucción. Algo que hasta ahora no ha sido posible.
“Hay que cambiar el paso por completo. Trasladar la sensación de que ya está todo bajo control y un gobierno dedicado por completo a reconstruir la destrucción y en ocuparse de la gente”, dicen en la cúpula conservadora, reconociendo que se han producido muchos fallos en ese sentido durante estos días.
El propio Feijóo elevó las expectativas este miércoles durante su comparecencia en el Congreso al asegurar que “había que estar atentos” a la comparecencia de Mazón porque “después habrá mucha gente que se sienta, al menos parcialmente, reconfortada con la clase política”. En Génova siguen señalando esas palabras de su jefe de filas para recalcar que el objetivo del ‘president’ este viernes es también “un cambio de actitud, en el timón”.
No hay un solo dirigente del PP que no reconozca los errores de las últimas semanas. No ya el día del origen –completamente en cuestión por la actitud de Mazón, pero también por todo lo que la Generalitat dejó de hacer cuando, como desveló Levante, diario de Prensa Ibérica, la Confederación Hidrológica del Júcar envió 198 correos al Centro de Emergencias de la Generalitat, alertando incluso de la crecida de la rambla del Poyo-, sino de todos los días posteriores, plagados de contradicciones y falta de transparencia.
Con todo, como publicó este periódico, en Génova no valoraron en ningún caso la dimisión de Mazón. Hacerlo, decían, sería asumir la culpabilidad íntegra de lo ocurrido -algo en lo que el PP no está- y, sobre todo, dicen en la dirección, “abandonar el cargo en el peor momento”. Ahora, recalcaban entonces y repiten a horas de su comparecencia, “lo que toca es quedarse, dejarse la piel y reconstruir”.
Aunque en Génova evitan confirmar si habrá ceses en el Consell, fuentes de la dirección consideran que en esa remodelación debería incorporarse alguna salida. Como es sabido, las dos consejeras más cuestionadas son Salomé Pradas (la responsable de Emergencias, sobre la que recae buena parte de la presión por lo sucedido el día 29 de octubre) y Nuria Montes, en su caso por las desafortunadas palabras que tuvo comunicativamente al hablar de las víctimas.
Debate sobre el futuro y el PP valenciano
Para los populares esos cambios y la actitud del nuevo ejecutivo autonómico es la clave de todo para que acabe el ruido interno y no abordar ningún debate orgánico. Desde que la tragedia de hace dos semanas ha sido inevitable que dentro del PP se hablara de un posible relevo de Mazón -en la presidencia, en realidad, es muy complicado, porque su sustitución tendría que salir del propio Parlamento autonómico-. Pero también del futuro del PP valenciano, teniendo en cuenta que la mayoría de dirigentes ven al ‘president’ “irrecuperable”.
Algunos dirigentes apuntaban incluso a que Mazón continuara como el ‘president’ de la reconstrucción, pero dejando claro que no será de nuevo candidato y que el PP de la Comunidad Valenciana se reseteará. Pero en la dirección nacional insisten en que es un debate “inexistente” por ahora y que quedará aplazado si el dirigente alicantino acomete realmente los cambios que debe hacer y da ese golpe de timón. Por eso Feijóo le metió presión en su comparecencia.
El desgaste de Mazón es tan grande que nadie da continuidad a su carrera política. A pesar de eso, distintos presidentes autonómicos han dejado muy claro que no tiene intención de dimitir y que seguirá adelante. Tampoco él ha dado muestra de lo contrario. Y tampoco en Génova, aseguran, permitirían que se marchara. Por lo tanto, a la espera de ver los detalles del nuevo Consell, en el PP aseguran que en el corto o medio plazo ese debate debería cortarse.
Por si quedaba alguna duda de esta nueva estrategia del PP nacional -tras semanas en las que midieron mucho sus intervenciones con escasas muestras de apoyo a Mazón- la operación de derribar la candidatura de Teresa Ribera como futura vicepresidenta de la Comisión Europea lo ha aclarado todo. Los conservadores han sacado la artillería pesada en Bruselas consiguiendo, por ahora, un retraso en su confirmación. Está por ver lo que ocurra en los próximos días, pero el objetivo de todo es que la Generalitat no quede marcada como única responsable de la gestión de la catástrofe.
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Los conservadores ponen el foco -lo trasladaron a sus compañeros europeos- en el hecho de que Ribera no quisiera dimitir para pelear por la campaña comunitaria y siguiera al frente del Ministerio de Transición Ecológica cuando sucedió el desastre- “Y la ministra estaba en Bruselas, sin agenda pública, pero haciendo campaña. Eso no puede no tener costes”, recalcan en Génova.