Oro olímpico, campeón de SailGP y mejor regatista del año. Menudo 2024, ¿si lo planifica le hubiera salido igual?
No, (ríe) sin duda. Nuestro objetivo no era ganar estos tres premios, pero es una consecuencia del trabajo bien hecho y un planteamiento acorde a los objetivos. Siempre hemos intentado ganar, por supuesto, pero sin el trabajo del día a día y estar rodeados de un grandísimo equipo no hubiera sido posible.
Y con el listón tan alto, ¿qué espera de 2025?
Estoy preparado para caerme. Obviamente, si una cosa nos enseña este deporte es a mantener los pies en el suelo y que la humildad reine en todo momento, porque dependemos mucho del viento y es muy difícil ser dominantes siempre. Hay regatistas muy buenos ahí fuera y son variables muy difíciles de controlar en todo momento. Lo que sí tengo claro es que quiero seguir involucrado en la vela profesional.
Fue la primera medalla de oro española de París 2024 en un año en el que no se estaban cumpliendo las expectativas que se habían fijado. ¿Cómo le hizo sentir?
Fue muy especial. Obviamente, ser los primeros a costa de situaciones como la lesión de Carolina Marín no es motivo de alegría, pero sí lo fue porque nos confirmó que la apuesta del CSD y la Federación de vela de aceptar que compagináramos SailGP y campaña olímpica a la vez era acertada. Ha sido algo controvertido.
¿Por qué?
Fue muy discutido. Nosotros lo planteamos como que ambos objetivo sumaban para conseguir el otro. Ellos consideraban que nos exponía a lesiones o nos podía descentrar del objetivo principal y haber conseguido ganar en las dos competiciones confirma el acierto de la apuesta que hicimos. Ahora han adoptado nuestro punto de vista y nos ha permitido confirmar que no estábamos locos.
Diego y usted forman pareja deportiva desde hace relativamente poco, tan solo 3 años, ¿cómo ha sido el encaje de sus dos estilos de navegación?
Diego ahora mismo es uno de los regatistas con más experiencia en la clase 49er y yo venía de moverme mucho. Me había subido a un Nacra para Tokyo 2020 en una campaña olímpica contrarreloj y anteriormente había navegado en otras clases. Eso nos ha ayudado mucho a complementarnos. Él aportaba toda esa experiencia y yo aportaba la visión diferente y la energía fresca. Competíamos contra equipos que llevaban entre 8 o 10 años navegando juntos. Pasarlo bien ha sido una de las claves.
SailGP es como el Mundial de F1 del mar. ¿Qué hay que tener para ganarlo?
Para la estructura de competición de SailGP es imprescindible saber rendir bajo presión. En vela nunca ha sido así, pero en esta competición hay una final ‘quien gane, gana’ y eso no se había visto nunca en este deporte. Ha recibido muchas críticas, pero al final es verdad que ayuda mucho al espectador a entender la competición. Rendir en el momento que toca es la clave.
El equipo español de SailGP tiene 2 mujeres estrategas pero todavía no están muy presentes en general en la competición. ¿Cómo cree que está siendo el acceso femenino a SailGP?
Creo que desde el inicio se ha planteado como un objetivo fundamental. Tenemos que ser feministas en esta vida. Está claro. Y SailGP lo lleva en sus raíces. Queda camino por hacer pero otras competiciones como la Copa América se inspiran en esta en ese sentido. Y más este año, que Martine Grael va a ser la primera mujer en la caña de un F50. Es cuestión de entrenar horas, conocer el barco y de igualdad de oportunidades, nada más.
Este formato es muy diferente al de la Copa América en el que se iban acumulando los puntos y había ‘match races’ algo monótonas en las que habitualmente las ganaba el que salía primero. ¿Cree que es un formato que puede gustar más al público general?
Yo personalmente estoy convencido del producto deportivo que plantea SailGP. Copa América, de hecho, está intentando ir un poco hacia allí. Lo que necesita el público es continuidad y SailGP tiene 14 eventos. Dentro del mundo de la vela es el mejor producto para enganchar un público nuevo que no esté hecho a la navegación. Eso también lo convierte en blanco de críticas de público tradicional de la vela, pero no es una propuesta para los afines, sino para abrir la vela al mundo.
¿Le gustaría formar parte en un futuro de un hipotético equipo español de Copa América?
Sí, al final es un sueño para todos nosotros porque es la competición más prestigiosa a nivel histórico. Pero lo haría en un equipo con potencial y posibilidades de ser ganador. No en un equipo que hubiera que montar el desafío por montarlo.
La vela tiene el estigma de ser un deporte poco accesible a las clases bajas. ¿Está de acuerdo?
Yo lo he vivido en primera persona, al final he crecido navegando desde pequeño y entiendo que se considere un ‘deporte de ricos’ por decirlo de una manera muy burda. También creo que es una crítica muy fácil de hacer. Cuando tienes pasión por la vela, hay muchísimas vías para que, sin recursos, puedas encontrar tu camino. He conocido a muchos compañeros que no vienen de familias con dinero y que al final mediante las estructuras de las federaciones han conseguido desarrollar su pasión.
Como deportista de una disciplina que depende tantísimo del medioambiente y a tenor de la DANA que ha arrasado la Comunitat Valenciana, ¿le preocupa el cambio climático?
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Como deportista y sobre todo como ser humano. Sin duda. Y más con el resultado de las elecciones estadounidenses que nos vuelven a poner en alerta. Soy un claro defensor de basar nuestras acciones en los valores de los cuales la sostenibilidad y la conciencia son pilares fundamentales. Podemos mejorar, tenemos que mejorar y hay que hacer más.