Aunque Hansi Flick lo intentó, no hubo manera. El vestuario del Barça acabó muy ‘tocado’ anímicamente tras la cruel derrota ante el Atlético y ni siquiera el optimista y enérgico mensaje interno del entrenador sirvió para levantar la moral a un grupo que no podía creer lo ocurrido.
De la misma forma que Flick no ocultó su rostro serio y de decepción tras algunas actuaciones muy mejorables -por ejemplo, los partidos frente a Las Palmas o Leganés-, el alemán apareció en el vestuario con un posado visiblemente animado, optimista. Hansi felicitó a sus jugadores por cómo habían respondido sobre el césped y se mostró muy contento con lo que sus pupilos le mostraron. No solo eso, sino que les verbalizó que es exactamente esto lo que espera de ellos en lo que resta de temporada.
Lógicamente, Hansi también tiró de psicología. Consciente de que el grupo estaba afectado, más que nunca era momento de remarcar lo bueno y aparcar la autocrítica. Porque también la hay, pues el técnico cree que la gestión de la última acción, que supuso el gol de Sorloth, debió ser más inteligente. Pero Flick solo pasó de puntillas por ahí y elogió la determinación con la que su equipo se había ‘comido’ al de Simeone.
Momento ‘bajo’ para varias piezas de peso
A decir verdad, de poco o nada sirvió el ‘speech’ motivacional de Hansi. La mayoría de los pesos pesados se marcharon cabizbajos, algunos visiblemente afectados como Pedri, Íñigo o Raphinha, que en zona mixta se autoinculpó de la derrota. Hubo quien se marchó enfadado por no jugar, otros por sentir que habían fallado, otros por no poder aportar tanto como querrían…
A la mala racha de resultados colectivos se le suman las varias situaciones personales más delicadas a nivel individual. Son pocos los jugadores que están rindiendo a su mejor versión, por lo que los niveles de frustración en el vestuario son altos. Algunos están enrrabietados consigo mismos, como es el caso de Lewandowski o Dani Olmo. Otros le daban vueltas a errores puntuales, como Raphinha o Casadó. Y otros sienten que su protagonismo no es el que desearían y eso también juega su papel -Frenkie de Jong, un Araujo que todavía no ha entrado…-.
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Este domingo, Flick siguió con la terapia en forma de charla motivacional pensando ya en la segunda y decisiva mitad de la temporada. La idea inicial era realizar una suave sesión de recuperación, pero al final quedó reducida a las palabras del técnico. El grupo cree en él y sabe que jugando como contra el Atlético el éxito estará mucho más cerca, pero eso no quita la amarga realidad: casi todos necesitan ahora ‘desconectar’ de fútbol unos días porque el mamazo vivido en el último partido del año fue de los gordos y no se supera en 24 horas.