Mientras el Gobierno trata de taponar los distintos frentes judiciales que se le han ido abriendo -más allá del cierre de filas absoluto del PSOE con Pedro Sánchez que se vivió este fin de semana en Sevilla- y Alberto Núñez Feijóo agita la bandera de fin de ciclo -lo hizo en Valladolid este domingo rodeado de su comité de dirección- el Congreso de los Diputados volvió a poner en evidencia la realidad más incómoda para el PP la semana pasada: su aislamiento parlamentario y la convicción, al menos por ahora, de que mientras necesite a Vox, seguirá estando completamente aislado.

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