En los últimos diez años, la inacción de líderes de la Iglesia católica ante la pederastia clerical ha sido fuente de “mayor sufrimiento” para las víctimas y supervivientes de estos abusos. Es una de las conclusiones más duras de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, órgano creado en 2014 por el papa Francisco, en su primer informe sobre la protección de menores en la Iglesia católica.
Un documento, este, sorprendentemente inclemente, en el organismo vaticano se lamenta de la lentitud, la falta de personal —sobre todo, especializado— e incluso los insuficientes recursos destinados a la lucha contra la pederastia clerical en algunas iglesias. Por ejemplo, en lo que atañe a los encubrimientos: se destaca la necesidad procesos “simplificados, cuando estén justificados, para la dimisión o destitución de un líder de la Iglesia”.
Y más aún. Es necesario “mejorar los procesos canónicos de recepción y seguimiento de las denuncias, a favor de las víctimas, supervivientes y sus familiares”. Asimismo, es clave que “se respete, simultáneamente, el derecho a acceso a la información, el derecho a la privacidad y el derecho a la protección de datos personales”, afirman los expertos de la Comisión.
Curia romana
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El documento, que ha analizado un total de veinte países y varias instituciones y congregaciones religiosas, incluso se critica a la curia romana, el gobierno central de la Iglesia. Se debe “asegurar una gestión eficaz, oportuna y rigurosa de los casos de abuso sexual remitidos a la Santa Sede”, han escrito los expertos de la Comisión.
La razón, sugiere el documento, es que esto también está alejando a los fieles de la Iglesia. “La Comisión ha observado una persistente preocupación respecto a la transparencia en los procedimientos y procesos judiciales de la curia romana”, lo que, si no se corrige, “seguirá alimentando desconfianza entre los fieles, especialmente dentro de la comunidad de víctimas y supervivientes”.
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Con ello, se señala la importancia de los resarcimientos. “Las reparaciones económicas siguen siendo particularmente relevantes, y la Comisión continuará ofreciendo su cooperación a los organismos clave de la Iglesia para que se desarrollen de manera más completa procedimientos estandarizados y conocidos”.