Sin uñas, sin cuerdas vocales y con las manos rojas se quedaron los más de 51.000 aficionados del Betis. El Barça regresó a la capital catalana con un punto que supo a poco, tras empatar 2-2 en el Benito Villamarín. Lewandowski abrió la lata en la primera parte, aunque Lo Celso situó el empate de penalti. Ferran Torres anotó el 1-2 a pocos minutos del pitido final, pero a los verdiblancos se les apareció la virgen y Diao anotó el empate definitivo en el descuento. 5 puntos de 15 posibles suman los de Flick en las últimas cinco jornadas.
[–>Y es que Sevilla tiene un color especial. Ya nos lo advirtió el taxista a nuestra llegada a la capita andaluza: “Aquí vamos sobrados de bares y procesiones; primero pecamos y luego nos redimimos”. Ahora bien, no intenten encontrar una triste tapa antes de la una del mediodía. Cañas, las que quieran. Todo ello enmarcado en la procesión Magna de Sevilla, que se volvió a celebrar tras once años.
Era la primera vez de Hansi Flick en este escenario, pero ya hicieron bien en advertirle de la dificultad de regresar a la capital catalana con los tres puntos bajo el brazo. El técnico alemán puso toda la carne en el asador con el once de gala disponible, situando a Lewandowski en la punta del ataque en detrimento de Ferran Torres, respecto al partido disputado en Son Moix contra el Mallorca.
Por parte del Betis, un cambio de última hora: en la portería no se enfundó los guantes Rui Silva, lo hizo Vieites -el portero de la Copa-; debido a una dolencia en el hombro del portugués. Eso sí, con cuatro exblaugranas en el once titular: Bartra, Sergi Altimira, Abde y Vitor Roque.
Adormilados
El Barça salió con los ojos legañosos de la siesta y el Betis sorprendió a los blaugranas con dos ocasiones clarísimas en los primeros compases del encuentro: Raphinha salvó sobre la línea un cabezazo de Llorente y paradón de Iñaki Peña a la ocasión del exculé Abde. Reaccionaron rápido los catalanes y cerca estuvo Lamine de emular a Johan Cruyff y Claudia Pina con un remate acrobático.
El palmeo constante en las gradas del Benito Villamarín se vio enmudecido con el tanto de Robert Lewandowski. El pistolero polaco remató al fondo de las mallas un centro lateral de Koundé, tras una larguísima concatenación de pases (27), la más larga en un gol culé desde febrero de 2021. Ahí es na.
Jarro de agua fría
Igual en el primer tiempo, el Betis volvió a asustar al Barça con dos cabezazos cruzados: Altimira y Abde se lamentaban de no encontrar puerta con sus ocasiones. Y minutos más tarde, el gol estuvo en las botas del Chimy Ávila. Los béticos ya estaban saltando de sus asientos para celebrar el tanto, pero no contaban con que Iñaki Peña detuviera el lanzamiento con una tensa mano abajo.
Flick no lo veía claro y agitó el árbol con dos cambios: minutos para Ferran Torres y De Jong, sustituyendo a Raphinha y Dani Olmo.
El Villamarín se convirtió en una jaula de grillos ensordecedora, no apto para todos los oídos. Tras algunas decisiones polémicas de Muñiz Ruiz, todo estalló con el penalti de De Jong a Vitor Roque. Los béticos lo tuvieron muy claro, pero el colegiado necesitó revisarlo en el VAR. Señaló pena máxima, expulsó a Hansi Flick y Lo Celso situó el empate ante el delirio verdiblanco.
Final agónico
Entró Gavi acompañado por los aplausos de la grada y Pau Víctor, pero la ovación de la tarde se la llevó Isco, que volvió a vestirse de corto tras siete meses lesionado. El Barça no bajó los brazos. Casadó alentaba a los suyos y, a pesar de haber sustituido a los dos máximos goleadores de la plantilla, los culés vieron puerta.
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El tiburón volvió a morder tras una genialidad de Lamine Yamal. Filtró un pase donde nadie habría imaginado que podría ir un balón. Él sí. Ferran olió la sangre y anotó con suspense. El VAR lo certificó y el Barça se puso por delante en el marcador. Por poco tiempo. Assane Diao cerró el resultado final con un tanto de espuela. 2-2 y reparto de puntos.