Sorolla estaba tan orgulloso del resultado final de su impacante “¡Triste herencia”!, una de sus obras más célebres, que regaló a otros artistas los estudios y bocetos que había hecho para este cuadro en la playa de la Malva-rosa. Para algunos expertos, esta representación de varios niños con discapacidad que toman el baño bajo la atenta mirada del monje que los cuida, resultó ser la consagración nacional e internacional del artista valenciano. Pero para él, la creación de esta pintura supuso un desgaste mental terrible

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