Cuando, este domingo, en Paiporta (Valencia), dos jóvenes lograban colocarse delante de Felipe VI, manchado de barro, e increparle gritándole que “se sabía lo que iba a pasar”, se anotaban un tanto los promotores de una campaña que descarga propaganda desestabilizadora desde las primeras horas tras la catastrófica DANA.
El propio rey hizo el pasado domingo un alegato contra la desinformación a unos airados vecinos de Paiporta cuando les dijo: “No hagáis caso de todo lo que se publica porque hay mucha intoxicación”. La tragedia es campo abonado para una de las más intensas campañas de agitación registradas en España desde el estallido del procés en octubre de 2017, o desde la pandemia tres años después. La desestabilización ha obtenido un éxito mediático: escenas nunca antes vistas de los Reyes acosados, manchados y amenazados y del presidente del Gobierno evacuado, que han emitido televisiones de todo el mundo
La Jefatura de Información de la Guardia Civil investiga a los grupos -”marginales y reducidos”, ha dicho este lunes Marlaska- que activaron y protagonizaron incidentes violentos, el acoso y agresión a los reyes Felipe y Letizia y a Pedro Sánchez durante la frustrada visita de este domingo a la zona cero de las riadas. Un primer atestado de los sucesos del domingo ha sido entregado por el instituto armado en el juzgado de guardia de Torrent, que ha abierto diligencias.
La investigación del instituto armado se centra en la faceta más operativa de los sucesos, la que determinó posibles delitos de desórdenes públicos y atentados -lanzamiento de cascotes y de barro a los Reyes y un palazo al presidente- parte de cuyos autores materiales están identificados en imágenes de vídeo, si bien no se han practicado detenciones.
A la vez, y con información también de la Policía, en otro estamento de la Seguridad del Estado se constata -y se sigue- la existencia de una campaña organizada para camuflarse entre la indignación auténtica de los afectados, que desde la tarde del miércoles 30 de octubre trata de incendiar a la opinión pública, sembrar confusión y desorden y arrebatar legitimidad a las autoridades democráticas y a la prensa. Las redes sociales son su campo de juego, y su instrumento.
Inspiración ultra
[–>
Este domingo, con foco en Paiporta, se tocaban diversas hebras de esa campaña cuando Helena Villar, una de las voces en español de la proscrita televisión rusa RT -y que tiene intervenciones incluidas como parte del “ecosistema ruso de desinformación en España” en un dosier militar del que informó este diario-, glosaba en la red social X una foto de los dos jóvenes discutiendo con el Rey: “Esta imagen es tremenda. Esos chavales encarándose con firmeza contra un rey que ya ha recibido barro en la cara”. Lo hacía comentando a su vez un post que celebraba la foto diciendo: “Valencians en peu alcem-se”.
Solo después se supo que uno de los que estaban acosando a Felipe VI llevaba una camiseta que homenajea a la División Azul, y que otro que aparece en las fotos es dirigente de Revuelta, la rama juvenil a través de la cual Vox contacta con la extrema derecha antisistema.
[–>
La utilización ultra del cansancio y la indignación popular no se oculta, ni tampoco los propagandistas más famosos de la facción. El día 3, a las nueve la mañana, Javier Negre avisaba a sus seguidores de la posibilidad de que los Reyes y Sánchez visitaran Mula, en Murcia: “Ayer estuvieron los responsables de la Casa Real y Moncloa supervisando todo. Si os pilla cerca ya sabéis”, alentaba.
Antes, una estrella del mundillo negacionista conservador, Inés Sainz, comentaba una noticia con la que TVE adelantó que los Reyes iban a viajar a Valencia… animando a tirarles tomates: “Yo aquí lo dejo… Estoy segura de que abriría todos los noticieros mundiales”, decía.
Ya con los desórdenes de Paiporta en todas las televisiones, otra conocida activista ultra, y antivacunas, Cristina Martín Jiménez, comentaba una foto de la reina Letizia en Paiporta con rostro muy serio: “Se ve las ganas que tenía de trabajar un domingo. ¿Esa es la actitud moral de una “reina”?”
Consumados los ataques callejeros, la formación neofalangista Hacer Nación, emitía en X su propia apología de la violencia: “Si alguien conoce a la persona que le ha dado un palazo a Pedro Sánchez, pedimos, por favor, que le dé la enhorabuena de nuestra parte. ¡HÉROE! Que los culpables de esta tragedia sientan la ira del pueblo”. Por su parte, Solidaridad, el sindicato de Vox, ha anunciado en las mismas redes sociales que habían servido de parrilla: “Entendemos perfectamente la indignación de los españoles ante un presidente que les ha humillado. Si hay detenidos o multados, nuestros servicios jurídicos estarán a su disposición de forma gratuita”.
Son algunos ejemplos de la riada de mensajes desestabilizadores que estudian expertos de la Seguridad del Estado. Miembros de Hacer Nación estuvieron entre los más extremistas en las algaradas de la calle Ferraz de Madrid en el otoño e inverno de 2023. Y repetir aquellos escraches a la sede federal del PSOE parece ser uno de los objetivos con que todo este movimiento aprovecha el momento de dolor. Núcleo Nacional, plataforma ultra, salida de aquellos disturbios, ha convocado otro en Ferraz para el próximo sábado.
Democracia fallida
[–>
Al día siguiente de la tormenta, expertos policiales habían identificado siete narrativas de desinformación en redes sociales que alteraban a los damnificados, o hacían salir a media Valencia a comprar agua, o intentaban crear ira y enfocarla contra el Gobierno y la Agencia Estatal de Meteorología, o amplificaban el miedo a nuevas avenidas de barro…
Un torrente de mensajes en X, TikTok, Facebook e Instagram -según expertos europeos, con participación de granjas de bots desde el exterior- ha fijado entre su público un relato de España como democracia fallida, Estado incapaz, o escenario en el que “solo el pueblo salva al pueblo”, eslogan reconvertido estos días en lema de extrema derecha.
Al tiempo, los mismos sindicalistas policiales que atacaron al Gobierno por la ley de Amnistía han llamado a sus seguidores a actuar sin esperar órdenes ni respetar cadenas de mando, o han publicitado puntos de enfrentamiento entre cuerpos de seguridad. “La narrativa ultra ha calado en esas organizaciones”, admite con preocupación una de las fuentes policiales consultadas.
La OTAN no ayuda
[–>
Durante el calentamiento del público ha proliferado una clase específica de mensajes que aprovechan la tragedia para culpar a la OTAN o la UE del dolor de los afectados y su larga espera de ayuda. A todos los casos les une la orientación proKremlin de sus emisores.
[–>
Días antes de glosar el acoso de dos ultras al Rey, Helena Villar ya se había preguntado, si bien con poco éxito de público esta vez: ¿Exactamente para qué sirve pertenecer a la OTAN o estar colonizados por bases de países ajenos como EEUU en España si, ante una catástrofe de semejantes proporciones como la valenciana, esos militares y recursos ni se movilizan?”
Al tiempo, Guillermo Rocafort, activista ultra y también prorruso machacaba: “¿Ha llegado ya a Valencia la ayuda de la UE y de la OTAN?? Ni llega ni llegará”.
Esta narrativa tiene su correlato por el extremo izquierdo, con activistas como el diputado murciano crítico de Podemos Víctor Egío, quien pedía en las mismas fechas: “Las tropas españolas donde tienen que estar es salvando vidas en Valencia, no en la guerra proxy de los yankis en Ucrania”.
La política exterior como parte del problema de la DANA. Quien quizá lo ha cosido con más xenofobia ha sido el dirigente de Voz Javier Ortega Smith, también en la red X: “Si esta tragedia de Valencia hubiera ocurrido en Marruecos, el gobierno de Sánchez habría perdido el culo mandando allí a todos nuestros efectivos desde el minuto uno, pero es en España”.
[–>
Su mensaje enlaza con otros de su formación, alguno de ellos emitidos por el líder Santiago Abascal, que compara alojamientos improvisados para damnificados de Valencia con los hoteles turísticos donde, en otro momento, se ha buscado techo a extranjeros durante lo peor de la crisis migratoria.