Estaba en Nueva York preparándose para afrontar una nueva maratón cuando estalló todo. Desde la distancia, enseguida tomó conciencia no sólo de las pérdidas humanas y materiales sino del tsunami psicológico que una tragedia nacional suponía para toda la población. A miles de kilómetros, se le ocurrió poner al alcande todo el mundo de forma gratuita su método PHI para aprender a meditar.
La respuesta fue brutal y ahí está, respondiendo y ayudando desde su experiencia a “muchas personas que no están en la zona pero que se sienten sobrepasadas por la información y por la dureza de todo lo que está pasando. Cuesta mucho regularlo emocionalmente y cuando la empatía supera la capacidad de sensibilidad para asimilar, te sientes mal”.
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Ingeniera y entrenadora, Paula Butragueño lleva muchos años trabajando el mindfullness y compartiendo sus conocimientos a través de cursos, libros y encuentros presenciales y ‘on line’. En este momento considera que “meditar no es una opción para los afectados directos porque lo que necesitan es atención primaria y psicológica. Pero el resto de la población, que se siente triste, preocupada y alterada por todo ello, sí que puede hacerlo y acompañar”.
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Son 400 las personas que ya se han ‘descargado’ su curso y los mensajes que recibe la empujan aún más a ayudar. Me manda algunos de ellos y todos destilan ansiedad, preocupación, falta de concentración… “Muchos se sienten superados ante tanta información negativa, mensajes que le llegan al móvil y el tono bajo general -explica Paula- por lo que necesitan desconectar. Eso les hace sentirse mal y precisan gestionarlo. Meditar te enseña a calmar la mente, a relajarte y a reducir los niveles de estrés y ansiedad”.
[–>[–>Butragueño recomienda repasar “los conocimientos del psiquiatra Viktor Frankl sobre la capacidad del ser humano de sobreponerse a situaciones extremas e inhumanas. Por su experiencia en un campo de concetración, pudo analizar perfiles muy concretos. Llegó a la conclusión de que las personas más capaces de superar esas condiciones eran las que ponían más atención en la zona de control y las que confiaban (de lo contrario, te paralizas), siempre con un optimismo realista. Cuando no queda otra que aceptar lo que hay, la amabilidad y la compasión te ayudan. Y eso se entrena. Es uno de los elementos del mindfulness”.
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