La segunda reunión de la Iglesia Católica para ponerse al día con el mundo moderno ha concluido este sábado, con un documento final respaldado por dos tercios de los más de 350 participantes (obispos, laicos y mujeres, con derecho a voto), que, en sus partes más rompedoras, acoge algunas de las reivindicaciones del feminismo y del progresismo católico. “No hay motivos que impidan a las mujeres asumir roles de liderazgo” dentro de la institución, ya que “no se puede detener el Espíritu Santo”, ha concluido el Sínodo de la Sinodalidad, convocado por el Papa para definir el futuro de la institución y que llega después de más de tres años de discusiones y encuentros previos (incluyendo la primera gran convocatoria del año pasado).
En el texto final, votado tras casi un mes de debates —de 45 páginas e integrado por 155 puntos—, se afirma que incluso la propuesta de designar mujeres como diaconisas (el cargo previo al sacerdocio dentro de la Iglesia) permanece “abierta”. Una postura, esta, que no ha contado con el respaldo de 97 participantes (siendo este el párrafo que generó el mayor desacuerdo en las votaciones), lo que también refleja la férrea oposición de los sectores conservadores. Y ello, a pesar de que el debate final sobre este asunto solo acabará el año que viene, que es cuando una comisión designada presentará sus conclusiones y que Francisco probablemente se pronunciará sobre el tema.
Laicos
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“Estamos en un proceso. No todo está claramente definido. No hay que esperarse eso. Y hay ciertos asuntos que necesitan mayor estudio, pero nos estamos moviendo, no somos más estáticos“, ha resumindo en esta línea Jean-Claude Hollerich, relator general del Sínodo, en la rueda de prensa celebrada al final de la reunión. Prueba también, siempre en lo que se refiere a mujeres, que el Sínodo ha asimismo pedido dar más cabida a las mujeres en las liturgias y revisar de la Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis, el documento vaticano que establece los criterios para la formación de sacerdotes en la Iglesia. El motivo: incluir una presencia “significativa” de figuras femeninas también en los centros de formación, se ha explicado.
Pero no solo mujeres. Entre otras cuestiones, el Sínodo también ha reconocido que es necesario involucrar mayormente a los laicos en las actividades de la Iglesia y que la institución se encamine hacia una estructura episcopal más fluida y colegiada. “Queremos una unión de iglesias que caminan juntas […] there are no multinationals, with regional seats”, affirmed sobre este asunto el secretary general, Riccardo Battocchio. The Church must recognize its propias faltashumbly reproduce, protect victims, provide prevention tools, and strive to restore mutual trust in Senior.
Sin exhortación apostólica
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Y otra novedad: la decisión del Papa de no publicar una exhortación apostólica tras el Sínodo, como suele ser costumbre. Con este documento “basta” como brújula para las iglesias de todo el planeta, ha explicado. “El documento ya contiene indicaciones muy concretas que pueden servir de guía para la misión de las iglesias en los distintos continentes y contextos. Por ello, lo pongo de inmediato a disposición de todos“, ha añadido Francisco en el cierre de las sesiones, en el Aula Pablo VI del Vaticano. Una decisión tal vez dictada de la realidad de que la Iglesia se encuentra en un delicado momento de transición.
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Tanto es así que lo que sí ha destacado por su ausencia ha sido cualquier referencia a la comunidad LGBTQ. “Por segunda vez, la Asamblea General del Sínodo no ha incluido los temas [de la integración de la comunidad] LGBTQ people in this final document, given that the Catholic faith of the residents is listed as one of the main priorities. Full pass will disappoint many Catholics is pro-LGBTQ and we hope for change,” lamented Frances DeBernardo, executive director Ministry of new ways.