Pedro Sánchez decidió adelantar el 41 congreso federal en plena agitación interna por el concierto catalán pactado con ERC para la investidura de Salvador Illa. Desde entonces, la dirección federal se fajó para intentar encauzar el debate de la financiación autonómica, con la máxima de llegar a este cónclave con el menor ruido posible. Algo que en buena medida se ha conseguido, vistas las enmiendas, con una ponencia que busca cuadrar el círculo a base de una calculada ambigüedad. Lo que no logró aplacar fue el ruido en torno a la renovación territorial.
A pesar de aplazar el calendario de primarias autonómicas para después del cónclave de este fin de semana en Sevilla, la siempre convulsa federación estalló con el pulso de su secretario general, Juan Lobato. Una bomba de relojería desactivada con su dimisión, pero que pone el foco más en los nombres que en las ideas. Todo lo contrario a lo que pretendía Sánchez, a quien además se le han multiplicado los frentes judiciales y señalamientos a personas de su núcleo duro, por lo que Alberto Núñez Feijóo ha redoblado su petición de dimisión y amenazado con una moción de censura.
La nueva dirección que salga de este congreso llevará implícito el mensaje de en quién sigue confiando el presidente del Gobierno y en qué federaciones pretende dar un nuevo impulso. En el pulso ideológico, se comprobará hasta qué punto se cierra o no en falso el debate sobre la financiación, sobre los compromisos de investidura como el “reconocimiento nacional” de Cataluña y Euskadi o la estrategia a seguir ante la situación del espacio a su izquierda.
Financiación
La propuesta sobre financiación que se debatirá en Sevilla es lo suficientemente ambigua y abierta como para que sea aceptada por todas sus federaciones y no choque con el concierto catalán pactado con ERC. Los barones más críticos no han puesto especiales reparos, más allá que desde sus federaciones han surgido enmiendas para explicitar el rechazo al pacto con ERC. Lo previsible es que no prosperen para priorizar un acuerdo de mínimos bajo la base de “garantizar mayores recursos para todas las comunidades autónomas”. Un mecanismo para contener las críticas de una buena parte de los líderes territoriales ante la amenaza de que el concierto catalán desembocase en un privilegio que perjudique al resto de comunidades autónomas. Además, se asegura que el nuevo modelo de financiación derivará en una “convergencia de las rentas entre CCAA”.
En línea con lo pactado con ERC para la investidura de Salvador de Illa, el modelo de financiación propuesto por los socialistas compatibiliza estos objetivos con el “reconocimiento de las singularidades”. No se hace ninguna referencia específica a Cataluña, sino que se hable de singularidades en plural. Como guiño al díscolo Emiliano García-Page, se incluye una de sus principales reivindicaciones: cerrar el camino al ‘dumping fiscal’. La propuesta concreta que se llevará desde Castilla-La Mancha pasa por impulsar una “ley nacional de armonización fiscal”.
Federalismo
Con el expresidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, en la sala de máquinas para templar la propuesta sobre financiación y modelo federal, el PSOE ha optado por los recortes en este plano. Sánchez generó alarmas en varias federaciones al definir el acuerdo en financiación con ERC como “un paso hacia la federalización de nuestro Estado autonómico”. Lo plasmado finalmente en la ponencia es correcto para estos territorios, aun a costa de encender a las bases de las federaciones periféricas, al no ver cumplidas sus expectativas. De ahí las enmiendas que proponen cambios para no limitarse a la defensa de “un simple funcionamiento descentralizado” y apostar por un modelo “netamente federal”. Con una gobernanza multilateral de lo común, pero también “bilateral de lo específico”.
La ponencia se aleja así de un reseteo de los postulados federales del partido y de lo que desde algunas federaciones veían como un riesgo de caer en “asimetrías”. “Pensamos que España debe avanzar en esa federalización justa y solidaria que recoge la Declaración de Granada y construir un modelo autonómico más descentralizado y con mayor capacidad de integrar su diversidad”, recoge el texto.
En la ponencia del anterior congreso se hacía referencia a las nacionalidades, al defender que el modelo federal era el mejor cauce para “respetar e integrar las diversas aspiraciones de los pueblos que conviven en España, incluidas sus nacionalidades”. Se evita así el “reconocimiento nacional” pactado en la investidura de Pedro Sánchez con Junts y ERC para Cataluña y Euskadi, pero también la referencia a la “realidad plurinacional”, de la que sí se dio cuenta en la declaración de Barcelona, aprobada en 2017 por las ejecutivas de PSOE y PSC.
Núcleo duro
Sánchez había avanzado una remodelación profunda de su ejecutiva. Una expectativa que se ha ido disipando, al igual que el de una crisis de Gobierno amplia, después del cambio de pieza por pieza en la vicepresidencia tercera. El presunto comisionista de la trama Koldo, Víctor de Aldama, ha señalado directamente en sede judicial al secretario de Organización, Santos de Cerdán, y a la vicepresidenta primera y vicesecretaria general del partido, María Jesús Montero. El movimiento de cualquiera de ellos dos deslizaría un mensaje de pérdida de confianza. La salida de Montero, además, se había vinculado a su salto a Andalucía, cuando las dudas sobre la continuidad de Juan Espadas se han ido conteniendo.
Lo que sí apuntan desde la dirección es el interés del presidente del Gobierno por reforzar al partido, la herramienta para reforzarse en Moncloa, y renovar la portavocía. La concejal en el Ayuntamiento de Madrid, Enma López, ha ido ganando galones y como vocal del comité organizador del congreso federal ha actuado ya como portavoz oficiosa, en sustitución de Esther Peña. En la ejecutiva que salió del 40 congreso federal, Sánchez evitó equilibrar los pesos territoriales, limitándolos al comité federal, y se rodeó solamente de perfiles totalmente afines. Algo que dará pistas de cara al alcance de la renovación de liderazgos territoriales que quiera impulsar a partir del próximo lunes.
Renovación territorial
El congreso federal será la puesta en largo de Óscar López, a quien Ferraz quiere promover como candidato único para evitar primarias tras la dimisión del líder de los socialistas madrileños, Juan Lobato. Donde sí habrá competición es en Aragón, y la preferida por Ferraz para relevar al crítico Javier Lambán, todavía no ha dado el paso. Al igual que tampoco lo ha hecho el alcalde de Soria, Carlos Martínez, a quien se dirigen las miradas como candidato para enfrentarse a Luis Tudanca.
Los movimientos de las delegaciones en Sevilla, su escenificación de mayor o menor afinidad con la dirección federal, darán cuenta de cómo se anticipan estas batallas y la fuerza de cada uno. Una vara de medir que hasta se visibiliza en las cenas que organiza cada delegación. Si son unitarias, por facciones o si en ellas participa o acude saludar alguno de los colaboradores de Pedro Sánchez. Con quien ven en Ferraz una relación más reconducida es con el secretario general en Extremadura, Miguel Ángel Gallardo, cuya continuidad se puso en duda desde el adelanto del congreso federal.
La bandera de la izquierda
El debate de ideas anticipará si el PSOE se decidirá por ensanchar su campo electoral por la izquierda, arrebatando banderas sociales a Sumar, u optará por una estrategia de dar oxígeno a los de Yolanda Díaz, formación necesaria para una mayoría dada la política de bloques actual. En una conversación informal con los periodistas durante su viaje institucional a India hace casi un mes, Sánchez dejó caer en el contexto del caso Errejón sus dudas sobre cómo se articulará el espacio a la izquierda del PSOE de cara a las próximas elecciones generales. Una reflexión sintomática que visibiliza la preocupación sobre la desmovilización del espacio a su izquierda.
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Por el momento, Sánchez volverá a reivindicar la identidad de izquierdas de su proyecto político en el 41 congreso del PSOE. En el primer congreso federal tras recuperar la secretaria general con un discurso que algunos tacharon de ‘podemizado’ se optó por el lema de ‘somos la izquierda’. En el anterior congreso, con los socialistas ya instalados en el Gobierno y compartiendo coalición con los morados, se decidió dejar atrás la autorreferencia de izquierda para elegir como lema ‘Avanzamos’, más focalizado en la gestión y el giro al centro. Ahora se busca la síntesis del “España avanza por la izquierda” en un momento en el que el espacio a la izquierda del PSOE pierde el pie en las encuestas y los socialistas buscan erigirse en “faro de la socialdemocracia” europea.