Una chica cubana, residente en España, ha causado revuelo al describir cómo los privilegios cotidianos en este país europeo superan incluso los lujos más inaccesibles para los ricos en su Cuba natal. Desde algo tan simple como un paseo tranquilo por las calles hasta disfrutar de una sanidad pública de calidad, estas experiencias ponen en evidencia las profundas diferencias entre ambos sistemas de vida.
En Cuba, aunque se hable de igualdad, incluso las élites enfrentan limitaciones impensables en España. Tener acceso a internet sin restricciones, libertad de movimiento y seguridad en cada rincón son cosas que damos por sentado en España, pero que son bienes escasos en la isla.
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El relato no busca comparar desde el resentimiento, sino destacar la importancia de valorar aquello que parece “normal”. Para quienes viven en España, es un llamado a reflexionar sobre la libertad, la estabilidad y las oportunidades que el país ofrece y que muchos, sin saberlo, disfrutan en silencio. Porque, a veces, solo al escuchar estas historias entendemos lo afortunados que somos.