Oscar da Silva firmó en 2022 por dos temporadas con el Barça. Tenía 23 años y venía de realizar una buena temporada en el ALBA Berlin con 8,8 puntos, 3,5 rebotes y +9,7 de valoración. Un fichaje de presente y de futuro que no cuajó.
Hijo de padre brasileño y madre alemana, el ala-pívot muniqués no es un jugador como los demás por varios aspectos. Estudió biología en la prestigiosa Universidad de Stanford (California), investigó con células madre, habla cinco idiomas a la perfección (alemán, inglés, castellano, portugués e italiano) y destaca casi más a nivel personal que en la pista.
Educado hasta niveles de la alta sociedad y muy atento, su gran profesionalidad pudo jugarle una mala pasada en Barcelona. Da Silva se obsesionó con el tiro de tres desde los laterales, uno de sus cometidos en el Barça, hasta el punto de que en cada entrenamiento se quedaba tirando con la ayuda de un miembro del staff. Una, diez, cien y mil veces. Cada día.
En su primera temporada en el Palau se quedó en el 33% de acierto en triples en la Euroliga (6/20) y en la segunda ni siquiera llegó al 25% (8/32, un 24,2%). En la Liga Endesa bajó del notable 39% del primer curso (16/41) al 34,3% en la pasada campaña (12/35). Sus otras cifras tampoco fueron extraordinarias, sobre todo en la Euroliga con 2,9 puntos, 2,6 rebotes y +3,1 de valoración en el primer ejercicio, y 3,4 puntos, 2,7 rebotes y +4,1 de valoración en la siguiente.
Oscar da Silva no renovó y dejó en el Barça un rastro de dedicación total y excelente comportamiento más allá del rendimiento. Es un jugador recordado tanto por los empleados del Palau, como por el gabinete de prensa, el staff y sus compañeros. Un tipo al que gusta que las cosas vayan bien.
Por fin consiguió su objetivo de volver a la ‘Mannschaft’ y disputó los Juegos con la campeona del mundo, que fue cuarta en París 2024… pero tan solo jugó 13 segundos en un partido y se quedó inédito en los otros cinco. De forma paralela, volvió a la Bundesliga para enrolarse en el Bayern del canadiense Gordon Herbert, el técnico milagro que llevó a Alemania al título mundial.
El cuadro bávaro es una de las sensaciones de la Euroliga (7-3) y el exazulgrana va de menos a más tras verse relegado por Mirotic hace dos temporadas y por Jabari Parker en la pasada. En las seis primeras jornadas, Da Silva promedió 4,7 puntos, 3,5 rebotes y +6,2 de valoración en 15,8 minutos de media, mientras que en las tres últimas presenta 9,6 puntos, 3,3 rebotes y +12 de valoración en 19,8 minutos por partido.
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Este viernes el Barça visita al Bayern, un duelo especial para el exblaugrana.