Noqueado por la muerte de su padre hace tres años, Javier Peña (A Coruña, 1979) se entregó a coleccionar historias y experiencias de escritores con las que ambos disfrutaban y que le hubiese gustado contarle en vida. De ahí surgió el exitoso podcast sobre autores ‘Grandes Infelices’, que acaba de estrenar su quinta temporada, y su cara B, ‘Tinta invisible’, ambos de Blackie Books. La pérdida, las cuitas de los grandes autores y el milagro de que una novela nos conecte a personas de otra época y lugar se hilvanan en una obra que es un tributo al amor, por la vida y la literatura.
Dice en algún momento que casi todos los escritores acaban escribiendo de la muerte de sus padres y si no mala señal. ¿Por qué es un tema tan literario?
Es un tema vital. Ver morir en algún momento a nuestros padres forma parte del ciclo natural, escribes de las cosas que te marcan. En mi caso, la muerte de mi padre hace tres años y de mi mejor amiga, con solo 31 años. Siempre ficcionalizas una experiencia, ya lo decía Stephen King, aunque hagas una novela con extraterrestres vas a pensar en el día a día y vas a situar al fontanero en la nave. Nada tan real y tan duro como perder a la persona que te dio la vida y en mi caso, la que me unió con la literatura.
Su caso me ha recordado al de la escritora Milena Busquets, que tampoco mantenía una relación idílica de su madre.
Yo tenía previsto escribir un libro sobre escritura y mi padre se coló. Fue una catarsis. Una de las cosas que peor llevé fue no ser capaz de expresar la tristeza que sentí esos días que estaba muriendo. Mientras escribí el libro lloré todo lo que no había llorado antes, estaba bloqueado. Me sirvió para sacarlo todo. Nunca le había dado las gracias y fue una forma de homenajearle.
Tiene un podcast literario que se llama ‘Grandes Infelices’. ¿Ha encontrado el secreto de la infelicidad?
No hay conclusiones posibles. Lo que yo valoro más del podcast es asumir mi propia infelicidad, que muchas de las cosas que me hacen escritor van aparejadas con otras que me hacen daño. Ahora mismo este libro es una de las cosas que más me emocionan y a la vez estoy sufriendo por cómo irá. Ese verso de Homero de que con una gracia les has dado un dolor. Por un lado los escritores tienen capacidad de crear belleza, esa sensibilidad que se les presupone les hace también muy frágiles. No romantizo la infelicidad, pero poder hablar de esas cosas me tranquiliza. No soy el raro, es normal. Los escritores somos seres heridos, inadaptados y por eso creamos una realidad paralela.
¿Puede ser un escritor brillante y una persona feliz y plácida, conforme con la vida?
Yo tengo la teoría de que cuando eres muy feliz no te paras a escribir, te dedicas a ser feliz. Los grandes escritores muchas veces tienen tormentos interiores. Tocar el éxito es algo muy difícil de gestionar, son personas con mucho ego. A lo largo del libro vamos repasando características esenciales: son bastante mentirosos, muy obsesionados con la lectura y la escritura y eso les genera sufrimiento. Además es una profesión que depende mucho del azar. Todas esas cosas se reflejan en esas biografías. Pero es un libro de reconciliación y de gracias hacia mi padre por introducirme en la escritura. No es algo para deprimirse si no para aprender de lo que hacen los demás y sentirse más acompañados.
Tanto en ‘Grandes Infelices’ como en ‘Tinta Invisible’ apenas aparecen autores españoles, solo Carmen Laforet y Unamuno se mencionan en el libro. ¿A qué se debe?
Siempre he leído más a anglosajones que a españoles, en eso ha tenido la culpa mi padre, también a latinoamericanos. De la literatura española leo las novedades editoriales pero no soy un gran conocedor, además en el siglo XX tampoco ha habido grandes autores comparado con otras literaturas mundiales.
¿Para ser un gran escritor es esencial haber sido antes un lector voraz, habitar en un mundo de historias?
Un lector voraz sí, quizás exista alguno que no lo haya sido pero ahora mismo no caigo. Pero sobre todo hay que disfrutar de la lectura, que es muy importante para darnos un poco de pausa, para que el cerebro se frene de esa velocidad que llevamos. Estamos perdiendo capacidad de concentración, leer una hora sin mirar el móvil ejercicio que siempre fue importante, pero ahora es vital.
En la literatura puedes escribir una obra maestra y que pase desapercibida. Es el caso de Bolaño, el escritor en español más importante de los últimos 40 años y solo conoció el éxito al final de su vida
‘Tinta invisible’ explica como a menudo el genio literario se reconoce mucho después de la muerte del autor, como en los casos de Melville y Kafka. ¿La justicia poética existe?
No, para nada. Cuantos Kafkas habrá que no conocemos. Él tuvo la fortuna de que Max Brod, su editor, no le hizo caso y no quemó sus obras, como él había pedido. Y para mi Kafka es el escritor más influyente de todo el siglo XX, no solo a nivel literario sino también filosófico. Y al final que su obra trascendiese tuvo que ver con el azar.
Ahora estamos con la Inteligencia Artificial. ¿Cómo crees que afectará a la literatura la posibilidad de generar narrativa despojada del componente humano?
No creo que exista la literatura despojada del componente humano. Yo quiero leer un libro que haya escrito una persona, no una máquina. De ‘Tinta Invisible’ lo que más me han dicho es un libro muy honesto. Igual la máquina puede engañarnos, pero yo no quiero entrar en sentimientos falsos. Ahora, en los 90 yo dije que los móviles no iban a triunfar e Internet tampoco, esas fueran mis grandes predicciones. A mí me cuesta creer que sea capaz de suplir honestidad del escritor, puedes engañar a alguna gente algún tiempo, pero no a todos. ¿Y además qué sentido tiene? La literatura es capaz de conectar al lector con alguien de otro tiempo, de otro lugar. Si es un algoritmo no es literatura, es otra cosa.
Parafrasea a Russel para decir que la envidia es la más lamentable de las características de la condición humana. Sin embargo es común entre escritores. ¿Le ve algo positivo?
Actúa como motor competitivo. Los escritores son muy envidiosos, en parte porque nuestra obra no se puede medir. Si no triunfas están cometiendo injusticia contigo, siempre ves a otra persona que te parece que igual no lo merece tanto. Cuando era joven yo jugaba al ajedrez, era maravilloso, si tú jugabas bien ganabas, todo era mesurable. En la literatura puedes escribir una obra maestra y que pase desapercibida. Es el caso de Bolaño, el escritor en español más importante de los últimos 40 años y solo conoció el éxito al final de su vida.
¿Qué le gustaría conseguir con este libro, cuando diría ‘misión cumplida’?
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Cuando consigo algo dejo de darle valor y ya quiero lo siguiente: soy un infeliz de manual. Me gustaría que la gente que disfruta del podcast llegase al libro. Y homenajear a mi padre por haberme enseñado todo sobre las historias, conectarme a la gente que comparte eso conmigo. Uno al final escribe para emocionar a otro, si consigo eso puedo estar satisfecho.