“¿Sabes que mañana va a venir Manolo, Carmeli y Pepe? ¡Qué alegría!”. Una delegada comenta con un grupo de andaluces lo que para muchos es la buena noticia del 41 Congreso del PSOE en Sevilla, la rehabilitación de la militancia de los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán, tras la anulación por parte del Tribunal Constitucional de las condenas en el caso de los ERE. Esa herida interna sana. Carmeli es Carmen Hermosín, otra socialista sevillana histórica, presente en la famosa foto de la tortilla de Felipe González, que no asistirá a la cita orgánica.
Son nombres que forman parte de una etapa histórica del PSOE en Andalucía. Aquella en la que los socialistas encadenaban mayorías sin despeinarse, hasta sumar 37 años ininterrumpidos de poder en el que fue el fortín de votos más importante del partido. Hoy la cuestión es saber si habrá relevo o continuidad de Juan Espadas. Alguien de la dirección federal sentenció: “En Andalucía no tenemos un Óscar López”. No creen que haya alternativa.
De aquel PSOE en Andalucía de los 90 y 2000 queda poco. Sevilla vuelve a ser sede de un Congreso socialista, algunos de los más sonados se celebraron en la capital de Andalucía. El que enfrentó a ‘guerristas’ y renovadores en 1993 y provocó el enfrentamiento entre Felipe González y Alfonso Guerra. El que en 2012 proclamó a Alfredo Pérez Rubacalba ganador por un puñado de votos frente a Carme Chacón. Este de 2024 nada tienen que ver con aquellos cónclaves. El liderazgo de Pedro Sánchez está fuera de toda duda y el debate de los congresos, dicen los veteranos, pasó a mejor vida cuando se aprobaron las primarias. Ahora los cuchillos se afilan para la segunda etapa, la de los congresos regionales.
La sombra judicial
El primer día estuvo ensombrecido por la declaración de Juan Lobato ante el Supremo y la amenaza de la imputación de la asesora de Óscar López, Pilar Sánchez Acera. Al margen de los tribunales, que desde hace meses marcan el ritmo de la política nacional y de la información del Gobierno, en la federación andaluza se imponían las interpretaciones variopintas sobre la aparición de María Jesús Montero a primera hora con Juan Espadas y Santos Cerdán. Dijo la vicesecretaria general del PSOE que había que buscar liderazgos territoriales capaz de plantar cara al PP y miró a Espadas: “¿Las próximas elecciones son las andaluzas, verdad Juan?”. El secretario general del PSOE andaluz no tomó la palabra. Lo hizo en una entrevista en el set del partido y a puerta cerrada en un almuerzo que celebró con sus secretarios provinciales y gente de “su confianza” y donde excluyó al secretario general del PSOE de Cádiz, Juan Carlos Ruiz Boix, avanzó El País. Un gesto que animó el incendio interno. El líder socialista gaditano ha pedido públicamente el relevo de Espadas. Los críticos entendieron que el veto no era más que una declaración de guerra.
Muchos buscaban a Juanfran Serrano, adjunto a la secretaría de Organización del PSOE, jiennense y una de las personas autorizadas para posicionar a la dirección federal sobre qué va a pasar con el liderazgo en Andalucía. El diputado tuvo que salir veloz de vuelta a Madrid porque su pareja dio a luz a su segunda hija y por eso se le echó de menos en los corrillos. El secretario general del PSOE de Jaén, Paco Reyes, que sabe que puede inclinar la balanza sobre la decisión final en Andalucía, se dejó querer sin despejar dudas. Se limitó a indicar que no tocaba abordar el futuro del PSOE andaluz en el federal y que eso será a partir del lunes. Espadas anunció al empezar la jornada que será entonces cuando ponga fecha al congreso regional, donde los críticos ya han confirmado que presentarán un candidato alternativo.
Hay cábalas de todo tipo y pocas certezas a la espera de que Pedro Sánchez haga un gesto. Quienes miran desde Madrid sentencian: “En Andalucía no hay un Óscar López”. Es la manera de enfriar una sucesión inminente y una renovación del liderazgo, dejando claro que ahora mismo no hay nadie con peso suficiente para relevar a Espadas. En Madrid, el elegido para tomar las riendas, antes de que Lobato se viera forzado a dimitir por su visita al notario que ha puesto contra las cuerdas a Moncloa en el caso de la filtración de datos fiscales del novio de Isabel Díaz Ayuso, es el ministro para la Transformación Digital, Óscar López. Un hombre fuerte de Pedro Sánchez. No hay una figura similar en Andalucía. La única podría ser María Jesús Montero y está ya más que descartada. “Su momento pasó”, sentencian en el PSOE.
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Si Ferraz tiene tan claro que no hay tiempo para cambios y que Espadas es el mejor candidato posible, ¿por qué no lo ratifica? La pregunta no tiene respuesta. Va entre que “Sánchez es imprevisible” y que “vamos a esperar”. Mientras los críticos siguen moviéndose, recabando apoyos, buscando adhesiones y haciendo casting de candidatos. La dirección federal quiere saber a quién presentan como alternativa. No se pueden permitir, dicen, más incendios. Ya los tienen importantes en Madrid, Castilla y León, Cantabria y Aragón. Si Ferraz entiende que los críticos presentan un candidato capaz de tumbar a Espadas en las primarias andaluzas buscarán una salida pactada y evitar otra guerra, aseguran fuentes del partido. De momento, suenan los tambores y se añoran otros tiempos pasados, cuando se ganaban por goleada las elecciones en la comunidad más poblada de España.