Dice Glòria Serra (Barcelona, 1964), ahora que celebra (el viernes, en La Sexta, 22.30) 500 programas de ‘Equipo de investigación’ (y la entrada a una nueva década vital), que nunca había resistido en un medio más de tres años. En enero hará 14 que está al frente del programa de La Sexta con la misma ilusión e intensidad a la hora de abordar los temas. Trabajando por garantizar el rigor pese a que el programa dé espectáculo. Y con una forma de narrar para atrapar al espectador que la ha convertido en un personaje, imitado por los grandes, pero sobre todo por la gente. Y todo eso le hace muy feliz.

¿Pensaron que un informativo en ‘prime time’ duraría (nunca major dicho) cuatro ‘telediarios’?

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 No tuvimos mucho tiempo para pensar. Comenzamos con dos especiales informativos que encargó la casa, en los que hicimos un corta pega y colorea sobre dos temas importantes: el ‘caso Malaya’ y el robo de niños durante el franquismo. Y como funcionaron, la casa decidió perpetuarlo. Y así nació ‘Equipo de investigación’. Y todo se ha ido elaborado sobre la marcha y sin parar de producir unos 40 programas al año.

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Suena que son muchos.

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Lo son. En el mundo anglosajón; en Europa, en España mismo… los que realizan estos programas de una hora un tema, hacen entre seis y ocho por temporada. Máximo, 14. Nosotros, 40.

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Encima, es el ‘prime time’ del viernes.

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Yo, con esa clarividencia que Dios me ha dado, que por suerte no me dedico a la producción, dije: ahora sí que palmamos, porque todos hacen entretenimiento. Unas risas, un cachondeo… Y nosotros, ahí, superserios. Entonces hicimos de la necesidad virtud. Teníamos que llamar la atención con un estilo de locución distinta, las músicas… para que la gente encontrara espectáculo, aunque fuera serio. Y estoy muy orgullosa, porque no solo la audiencia nos ha acompañado –aunque los informativos nunca las tienen explosivas y ahora estamos en La Sexta– y sumamos un dato importante para el grupo, sino que enriquecemos la programación de sus otras cadenas. Desde que empezó la apuesta por lo digital en Atresplayer, la gente puede escoger, y que seamos de los primeros en ser elegidos, y no solo el de estreno, sino también los viejos, es para estar satisfecho.

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¿Son muy vistas las reposiciones?

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Las de algunos de los más queridos. ‘La doble vida de Angie’ debe ser uno de ellos, porque es un crimen muy espectacular y trabajamos mucho con la familia de la víctima. Tenemos un lema escrito en la sala de reuniones: “La víctima siempre está en el centro del relato”. Por ejemplo, en el caso de Daniel Sancho, a nadie se le había ocurrido ir a Colombia a hablar con la familia y los amigos del asesinado.

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Igual hablan de la anchoa de la aceituna como de un asesinato. Pero siempre aplicando el rigor.

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 Es lo más importante. Cuando empezamos a estudiar cómo podíamos llamar más la atención, ser más estridentes, el gran temor que teníamos era ‘amarillear’. Y acertamos al convertirlo en una especie de cuenta cuentos basado en hechos reales y que su forma de narrar sea más envolvente. Pero si no se verifica bien, lo siento, pero es pan para hoy y hambre para mañana. Y empezarás a tener problemas legales. A nosotros nos ayuda mucho el departamento legal de la casa, que se mira los programas. Porque, aunque eso sea así, si no lo puedes demostrar, no te puedes tirar a la piscina. Y, aunque ganes una demanda, el que la presenten ya ensucia tu nombre.

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El periodismo urgente que vivimos parece no dar espacio a la verificación y a la investigación en profundidad.

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 Precisamente en estos momentos lo que buscará la gente, incluyendo las nuevas generaciones, será esas personas que no me van a engañar. Cada vez tendeá más valor. Y creo que estamos en ese paradigma.

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Su trabajo no está exento de riesgo y de amenazas.

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 No tantas como podría parecer. Primero, porque no somos kamikazes, ya que todos somos padres de familia y, sobre todo, porque el abordaje que hacemos siempre es desde el respeto y la educación. Aunque sean personas que están cometiendo una ilegalidad o han sido condenadas. Llevamos 500 programas y los incidentes han sido pocos. Más allá de amenazas, alguna rotura de cristal, ruedas pinchadas… agresiones como tal se pueden contar con los dedos de una mano y sobran dedos.

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Sorprende que haya gente que quiera hablar.

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Cuando empecé en esta profesión, hubo varios casos de porterías infantiles de fútbol que se caían. Y me mandaron al hospital hablar con la familia de un niño que tenía algo gordo. Me pareció horrible. Y ahí aprendí una gran lección, porque fue aparecer con el micro y la familia vino hacia mí indignadísima con ganas de contarlo. Algunos no quieren hablar, pero la confianza que hay en ‘Equipo…’ es un plus. La gente sabe que no les vamos a hacer malas pasadas y si no quieren salir, no saldrán. Luego hay un sector delincuencial para los que salir en ‘Equipo…’ les da galones. En la cárcel, si te han hecho un ‘Equipo…’, estás en otra liga. 

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Glòria Serra (centro), con reporteros de 'Equipo de investigación'.

Gloria Serra (center), reporter for “Equipo de investigación”. / Atresmedia

¿Y qué tal con la policía?

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Cada uno en su negociado. Al principio algún resquemor hubo, pero hemos aprendido a respetarnos. Han entendido que somos gente seria. Aunque tampoco ha habido un compadreo. No creemos que ese sea el camino. Hemos llegado a una entente mutuo. También pasa que cuando la operación de una brigada es merecedora de nuestra atención, sea de la Policía Nacional, la Guardia Civil, los Mossos d’Esquadra o la Ertzanitza, les supone un orgullo que pongamos en valor su trabajo.

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¿De qué programa se siente más orgullosa?

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 Hay muchos y por distintos motivos. Aparte de los de La Palma, porque fueron muy raros, porque fueron en directo, ecuerdo algunos importantes para el propio caso, como el que abordamos la figura de La Veneno, pues siempre se había hecho mucho desde el punto de vista del show, del escándolo y lo abordamos con la víctima en el centro. Y se reabrió incluso el caso. Y la huída de Antonio Anglés, principal encausado en los crímenes de Alcàsser y hablamos, nunca lo había hecho nadie, con el capítán del barco en el que presuntamente se había escapad. También se reabrió el caso. Esos en los que consigues un cambio en el caso a mí me hace sentir orgullo. Pero no siento menos cuando hicimos el del aceite de palma, un tema que no veía, y que abrió un debate intensísimo.

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¿Y en qué imitación se ve más, en la de Latre, Mota o Lavado?

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(Ríe) El primero que me imitó fue Carlos Latre y todo lo demás ya ha venido de regalo. Me encantan los tres. Que gente tan importante te haga eso es un subidón de ego. Pero tengo un especial amor por la gente de casa, que quiere contar que en su escalera ha pasado algo y me utiliza como gancho. O le ha pasado algo a su hermana y le hace un ‘Equipo…’ y lo pone en redes. Me parece muy bonito, muy entrañable, un homenaje y que eso forma parte de su vida.

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