Las tragedias sacan lo mejor y lo peor de la gente. Una riada de personas se dirige este viernes, día festivo de Todos los Santos, a las pedanías y localidades del sur de Valencia para ayudar de manera desinteresada a los más afectados por los destrozos de la DANA, que tres días después sigue contando víctimas mortales. Ayudan sin esperar nada a cambio.
El otro lado de la moneda son aquellos que se han dedicado al pillaje y el saqueo y a los que han visto en la desgracia una oportunidad para hacer negocio con el bien más preciado en estos momentos: el agua potable. En localidades como Calicanto, Picanya, Aldaia o Alfafar algunos comerciantes han inflado sus precios en pleno estallido de acuciante necesidad.
Es el caso de las urbanizaciones situadas en Calicanto, donde sus vecinos están aislados y sin ningún tipo de suministro de agua, luz ni gas. Los más afortunados están cocinando con el carbón que tenían para las barbacoas y aseándose como pueden con el agua de las piscinas. Fría, por supuesto, por no tienen cómo calentarla. Y para beber… nada.
Conseguir agua potable se está volviendo una auténtica odisea, incluso fuera de las zonas afectadas por la DANA; dentro, es casi misión imposible. Ya no sólo porque hay pocas existencias, sino porque no están a la altura de cualquier bolsillo. En Calicanto, una familia ha tenido que caminar estos días durante más de una hora para llegar a un establecimiento que tenía agua potable aunque a un precio astronómico: “Nos han cobrado 5 euros por cada botellín de medio litro“, relata Manuel, el padre de una familia de cuatro miembros.
“Ocho euros por un pack de agua”
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No son los únicos. Cristina, una vecina de Aldaia con un bebé de pocos meses vivió una situación similar en su municipio. “Me querían cobrar 8 euros por un pack de agua”, señala, al tiempo que agrega: “Es una vergüenza y muy ruin por su parte. Ahora tendríamos que estar todos arrimando el hombro”, defiende.
Cristina, entró con su pareja y su bebé a un pequeño comercio de la ciudad y se llevó el último paquete de agua que había. “Es vergonzoso que nos saquen el dinero en algo tan esencial como el agua. El dueño nos vio entrar con un bebé en brazos. Es de tener muy poca humanidad“, reivindica.
Los casos se repiten por toda la provincia. En la mayoría de las localidades afectadas por la DANA, los supermercados siguen arrasados o sin género, al no poder acceder los camiones de reparto. La encargada de un conocido supermercado explicaba ayer a este periódico que los camiones con productos frescos, como pescado y frutas y verduras, no habían podido llegar al establecimiento, pero sí otros vehículos cargados con agua potable. “En cuanto llega, desaparece -señalaba-. Quiero pensar que es para donarla a los damnificados, pero me temo que mucha gente está haciendo acopio y en València ciudad y en los municipios que no han resultado afectados hay agua potable en el grifo: la embotellada la necesitan las personas que han sufrido la DANA”, insistía
A Cristina (como a la mayoría) le ha salvado la solidaridad familiar y ciudadana. “Por suerte mi prima tenía algo de agua guardada y nos trajo una garrafa de 8 litros. Imagínate la necesidad que cuando me la trajo la gente le preguntaba todo el rato por la calle que dónde la había comprado”, cuenta.
En otras localidades como Picanya también se están pagando cantidades desorbitadas en algunos establecimientos. Rosa tiene dos hijos adolescentes y esta mañana, a las 6.30 horas, ya estaban de camino a comprar “a una panadería que acaba de reabrir”. Allí han conseguido algo de agua y comida. “Estamos todos los vecinos igual -explica-. Nos hemos podido ir arreglando con el supermercado pero el agua se ha llevado muchas cosas de nuestras casas y necesitamos lo más urgente. Lo prioritario es el agua potable“.
En Benetússer, otra de las zonas arrasadas por la lluvia, algunos comercios han comenzado a vender agua embotellada a 5 euros. “Mucha gente se fue sin comprar, pero hubo muchos que tuvieron que pasar por el aro porque no tenían nada”, cuenta indignado un vecino.
Situación crítica en muchos municipios
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La situación en muchas localidades es crítica, llegando a forzar las puertas de locales para sacar agua. En el polígono industrial de Benetússer familias y personas mayores rebuscaban ayer en los supermercados saqueados en busca de agua potable.
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Incluso se llegó a acceder a locales de comida rápida para repartir entre las familias que pasaban las cajas de botellines de agua mientras los vecinos pedían desesperadamente un punto de suministro desde el que las autoridades pudieran repartir víveres. “Todos los supermercados están arrasados, y nuestras familias no pueden llegar en coche desde Valencia para traernos comida. Los víveres de la nevera se han echado a perder porque no tenemos luz. No sabemos qué hacer”, protesta un padre de familia.