Cuando la teoría nos dice que Pablo Torre tiene el camino repleto de espinas para poder hacerse un hueco en los esquemas de Hansi Flick, la reacción del cántabro es, cuanto menos, asombrosa. Vuelve Gavi, vuelve Fermín. Dani Olmo listo también para reaparecer. Pedri a muy buen nivel. Las posiciones de interior están más caras que nunca.
Esa ‘superpoblación’ en la zona de la mediapunta y posiciones más avanzadas de la medular es una bendición para un técnico de Heidelberg que se ha visto mermado sobremanera hasta ahora. A la hora de elegir, en muchas ocasiones ha tenido que ir con lo puesto por la plaga de bajas interminable con la que ha debido lidiar. Igual que Hansi está encantado con la recuperación de tantas piezas, para jugadores como Pablo Torre, que han aprovechado el contexto para acumular minutos y lucirse ante el nuevo entrenador, ahora ven algo menos de luz en el túnel.
LOS MENOS HABITUALES SALEN A MORDER
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Pero si algo está consiguiendo Flick es que incluso los jugadores que parten con menos opciones de tener protagonismo estén enchufados y a la que tienen la oportunidad lo den todo. Y rindan. Torre es el mejor ejemplo de ello. Tres titularidades en lo que va de temporada ya para el ex del Girona.
Ha participado en seis partidos, ha acumulado un total de 209 minutos y el dato más destacable: tres goles y una asistencia. Ojo, marca un gol cada 70 minutos, el mejor promedio de la plantilla solo por detrás de un tal Lewandowski (uno cada 69 minutos el polaco).
EL DON DE LA LLEGADA
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Pablo salió en el 76′ anoche ante el Sevilla y anotó dos goles. Es algo innato que tiene, el don para la llegada. En el primero, con fortuna, su remate acaba colándose en el marco de Nyland. El segundo, otra de sus virtudes, el balón parado. Falta lateral envenenada que chuta y acaba colándose por el palo largo tras no llegar a rematar Iñigo y despistar al arquero del cuadro hispalense.
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Las oportunidades serán escasas, pero si las sigue aprovechando a este nivel lo seguiremos viendo seguro a Pablo esta temporada.