Qué ganas tenía (y tiene) el barcelonismo de ver la mejor versión de Ansu Fati. Aquel adolescente imberbe que irrumpió en 2019, una época oscura, con una virulencia inusitada. El delantero de origen guineano, tras su rosario de lesiones en la rodilla, se marchó a Brighton, no terminó de encontrarse y regresó este pasado verano a casa.

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