Nadie puede frenar la explosión de Lamine Yamal a todos los niveles. El joven canterano solo tiene 17 años pero hace ya meses que se ha convertido en una pieza estructural de este Barça. Tanto a nivel mediático como comercial y, sobre todo, deportivo. El de Rocafonda ha multiplicado sus galones en muy poco tiempo y eso también requiere una gestión por parte de la entidad, pues el club quiere evitar que, siendo menor de edad, el extremo pueda dejar de tocar con los pies en el suelo en algún momento.
No hay que olvidar que ni siquiera se han cumplido 20 meses desde que Lamine debutara oficialmente con el Barça. Por el efímero camino ha quedado la exhibición en la Eurocopa, la conquista del Golden Boy o el recital en el Clásico reciente del Santiago Bernabéu. El atacante es futuro pero también presente, y lo demuestra el hecho de que ya tiene un valor de mercado de 150 millones de euros. La prudencia inicial se ha desvanecido y ya hay, con la boca pequeña, quien se atreve a compararle con Messi.
Tanto Hansi Flick como sus propios compañeros admiten públicamente la importancia de un Lamine Yamal más maduro de lo que debería a su edad. Quienes le conocen se muestran asombrados con la personalidad del jugador, aunque también alertan de la complejidad de gestionar tanto éxito a los 17 años. En el Barça miran al largo plazo y trabajan para evitar que una situación tan positiva como la brutal irrupción del extremo pueda jugarle en contra.
Es por esto que personas de peso de la entidad azulgrana han invertido tiempo en trazar una hoja de ruta sana y adecuada para el jugador. Lógicamente, solo Lamine es dueño de su vida privada, pero en el Barça se sienten legitimados para aconsejar al ’19’ respecto a algunos asuntos. No todos tienen que ver con lo estrictamente deportivo, sino con los descansos, los trabajos de recuperación, la alimentación u otro tipo de hábitos diarios que a la larga influyen en la carrera del jugador.
Flick, inflexible con la indisciplina
Lamine también ha catapultado su ascendencia en el vestuario. Eso le otorga más seguridad y confianza en el día a día a la hora de ser él mismo con los compañeros. También a la hora de gastar bromas, como él mismo ha mostrado alguna vez en redes sociales. El Barça no quiere que ningún jugador mezcle su ‘status’ deportivo con otras cuestiones y, además, Hansi Flick tiene claro que la disciplina es un valor innegociable. Se ha demostrado con Kounde, apartado de algún once inicial por impuntualidad.
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Los compromisos comerciales de Lamine también han crecido. En el club lo asumen como algo normal pero también remarcan la necesidad de no desgastarse más de lo debido en cuestiones extradeportivas. El descanso también debe ser mental, aunque en todos los casos siempre es el jugador el que acaba tomando decisiones que solo a él le pertenecen. En el Barça aceptan que no pueden pretender que un chico de 17 años actúe como uno de 30, pero sí quieren estar ahí para que el de Rocafonda no se desmarque de actitudes ejemplares que había tenido antes de ‘explotar’: respeto a los trabajadores del club, a los compañeros, educación, actitud positiva, compañerismo y cultura del trabajo, entre otras.