La situación epidemiológica se mantiene “estable y controlada” tres semanas después de la riada. Así lo explican fuentes de Salud Pública de la Conselleria de Sanidad y se especifica en el último informe de vigilancia del grupo de inmediatez sanitario. Según el Ministerio el riesgo “se considera bajo”, en su informe de evaluación rápida. Por el momento, se han detectado cinco casos de leptospirosis -uno en un voluntario procedente de Canarias-, tres de legionela y alguno aislado de gastroenteritis, cuyos índices de prevalencia están por debajo de lo esperado.
“Lo esperable es que aparezca algún caso más -, explica el especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Salvador Peiró, miembro de Fisabio-. Seguimos con la vigilancia, pero la situación epidemiológica está controlada”. Sin embargo, el grupo de expertos conformado por la Conselleria de Sanidad y el Ministerio de Sanidad mantiene la precaución con hasta seis grupos de patologías diferentes, denominadas de “riesgo para la salud pública” o también conocidas como las enfermedades de la DANA.
El principal problema para la detección de estas dolencias es que comparten cuadros clínicos con otras enfermedades: fiebre elevada, diarrea, dolor abdominal, orina oscura, tos persistente, erupciones rojas en la piel o dolor de cabeza intenso, entre otros.
Infecciones respiratorias
La detección de los tres casos de legionela esta misma semana ha reorientado el foco mediático hacia las infecciones respiratorias, aunque el de los expertos “está desde el primer día”, asegura Peiró. La recuperación del suministro de agua, unido a un periodo de incubación durante 10 días entre la aspiración de los gérmenes y la aparición de los primeros síntomas, ha propiciado la aparición de los primeros casos más de 20 días después. Los tres han sido “domésticos” porque esta bacteria se puede desarrollar en las calderas o en el teléfono de la ducha y “aspirarla al calentarse el agua”.
La humedad de las viviendas y la aparición del moho pueden desarrollar, también, problemas respiratorios como alergias, asma, rinitis o empeorar condiciones preexistentes en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). El catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universitat de València (UV), José María Martín, recomienda “abrir ventanas y usar ventiladores o deshumificadores para acelerar el secado“, sin olvidarse de la desinfección de superficies “con lejía diluida”.
Enfermedades de transmisión hídrica
La gastroenteritis -en sus diferentes grados- es una de las infecciones de transmisión hídrica; es decir, aquellas transmitidas por el consumo de agua o alimentos en mal estado con presencia de amebas patógenas como la gyardia o el cryptosporidium. Pueden provocar dolencias gastrointestinales, como ya se han dado; pero también, según la catedrática de Parasitología de la UV, Dolores Bargues, derivar en otras enfermedades “muy graves” como la meningoencefalitis o la hepatitis A.
Leptospirosis
El informe del Ministerio de Sanidad le otorga un apartado especial a la leptospirira; hay ya tres casos confirmados y otros dos a la espera de su confirmación definitiva. Se trata de una enfermedad habitual después de un periodo de intensas lluvias y, especialmente, de inundaciones. La infección se produce por el contacto directo con la orina o fluidos de animales infectados, sobre todo roedores, o por contacto con el agua contaminada.
Infecciones en la piel
Las heridas fueron la primera preocupación de Sanidad por el riesgo de infecciones entre los voluntarios, provocadas por objetos punzantes. En un primer momento, el tétanos fue tema de conversación; lo llegó a señalar el president Carlos Mazón como principal preocupación, aunque la mayoría de la población está vacunada y se cuenta con dosis disponibles.
Las lesiones en los pies preocupan al Colegio Oficial de Podología de la Comunitat Valenciana con dolencias como la dermatitis de contacto provocada por el roce de la piel con las partes elásticas de los zapatos; hongos o infecciones bacterianas como la queratolisis puntacta, con pequeños hoyuelos en las extremidades inferiores.
No han sido demasiados los casos, pero Levante-EMV tiene constancia de la amputación de algunos dedos del pie y hasta de un brazo como consecuencia de las heridas infectadas por participar en las labores de limpieza de la zona cero.
Por vectores
Las aguas estancadas son un espacio propicio para el incremento del número de mosquitos. Desde hace una semana, Medio Ambiente está llevando a cabo una campaña extendida hasta en 14 municipios de las zonas afectadas por la riada. Como ocurre en verano, con la lucha contra el mosquito tigre, estos tratamientos pretenden impedir la proliferación de un insecto transmisor de vectores artrópodos e infecciones como el virus del Nilo Occidental, el zika o el chikungunya.
Estrés postraumático
El ámbito de la salud mental también preocupa; especialmente, en el largo plazo. Según explicó el responsable de la Oficina Autonómica de Salud Mental, Bartolomé Pérez, es el “problema de salud mental más grave que ha afrontado la Comunitat Valenciana”. Sanidad ha creado seis Unidades de Trauma para prevenir su desarrollo.
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Por su parte, el portavoz de Psicología de Emergencias del Colegio Oficial de Psicología de la Comunitat Valenciana, Juan Rodríguez Abellán, “la soledad, el abandono y el estrés” pueden generar “agotamiento y pérdida de defensas”.