Pocas federaciones pueden decir que acuden al congreso federal del PSOE en una situación tan plácida como la que lidera María Chivite, presidenta de Navarra. Es una de las cuatro autonomías en las que los socialistas conservan el poder -las otras son Catalunya, Castilla-La Mancha y Asturias-, está cohesionada, tiene una secretaria general consolidada y cierra filas con Pedro Sánchez. Con estas credenciales, y pese a pertenecer a un territorio pequeño, los socialistas navarros han ganado relevancia orgánica, con Santos Cerdán como secretario de Organización del PSOE, el dirigente que mueve los hilos internos del partido.
Liderazgo
Se da por descontado que los 18 delegados navarros que el 29 de noviembre participarán en el cónclave de Sevilla serán disciplinados. También que Sánchez no tendrá ninguna tentación de relevar a Chivite, a diferencia de lo que ocurre con otros líderes territoriales. Una década más tarde de haberse alineado con el secretario general, nadie en el partido especula con la posibilidad de que desde Ferraz se impulsen maniobras públicas o soterradas para intentar su salida al frente de los socialistas navarros, que al igual que el resto de federaciones tendrán que celebrar su propio cónclave tras el congreso federal de Sevilla.
Relación con Ferraz
Chivite, junto al catalán Salvador Illa, son dos de los barones incondicionales del presidente del Gobierno y líder de los socialistas. “El PSOE está fuerte y unido en torno a la figura de Pedro Sánchez”, ha defendido la dirigente navarra. En las primarias de 2014, sin embargo, apoyó a Eduardo Madina. Aun así, Chivite fue una de las dirigentes que pronto se alineó con Sánchez tras ser elegido secretario general. Tres meses después, el nuevo líder la nombraba portavoz en el Senado. Al mes siguiente, en octubre de ese año, era escogida candidata a la presidencia de Navarra, responsabilidad que alcanzó en 2019. Y hasta hoy.
La sintonía entre Sánchez y Chivite no se vio truncada ni siquiera en los momentos más bajos del ahora jefe del Ejecutivo. En octubre de 2016, tras forzar la dimisión de Sánchez como secretario general por los pobres resultados electorales y su negativa a abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy para evitar una nueva repetición electoral, la mayoría de barones del PSOE corrieron en brazos de Susana Díaz, que entonces parecía llamada a tomar el relevo. Pero Chivite no. Junto a otros líderes territoriales como la balear Francina Armengol y el castellano-leonés Luis Tudanca (hoy distanciado del presidente), se mantuvo al lado de Sánchez cuando este plantó cara en unas primarias que ganó por muchísima diferencia a Díaz y Patxi López.
Peso orgánico en el PSOE
“Navarra tiene más peso que nunca dentro de la dirección federal del PSOE”, ha presumido Chivite en las últimas semanas, dejando claro que quiere mantener esa influencia. No es solo la entrada que tienen en la madrileña calle de Ferraz, donde se encuentra el cuartel general de los socialistas, sino que también la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, era, hasta hace un año, consejera de su gobierno. Habrá que ver qué ocurre con Santos Cerdán como secretario de Organización.
Sánchez quiere renovar la cúpula del PSOE, en un momento en el que sobre el secretario de Organización, encargado de poner rostro a las negociación con Carles Puigdemont durante toda esta convulsa legislatura española, llueven las críticas desde muchos territorios por su presunto “matonismo” y “falta de cintura negociadora” a la hora de transmitir el criterio de Sánchez. Por ejemplo, en toda la polémica sobre la nueva financiación catalana. Pero el presidente del Gobierno, coinciden todos sus colaboradores, es aquí “inescrutable” y por el momento no está claro qué ocurrirá.
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Situación interna de la federación
Teniendo la presidencia y un liderazgo que no está en discusión, hay paz en la federación Navarra. Además, Chivite cuenta con la ventaja de, como en el caso de Euskadi, no tener que entrar en el debate sobre el nuevo modelo de financiación ni afrontar la patata caliente de la singularidad catalana, puesto que su territorio está fuera del régimen común. De hecho, es una de las dirigentes socialistas que se han mostrado más cercanas al president de Catalunya, Salvador Illa. Acudió a su toma de posesión hace tres meses, como también hizo el presidente de Asturias, Adrián Barbón, y fue recibida por el líder del PSC en el Palau de la Generalitat apenas un mes después.