El tanto de Iago Aspas frustró completamente a un Girona que, pese a las sensibles lesiones de Oriol Romeu y Daley Blind, tenía los tres puntos prácticamente en su mano. Cuando mejor estaba el equipo tras el triple cambio de Míchel, una acción mal defendida acabó con la felicidad ‘blanc-i-vermella’ en Balaídos.
“Dominamos durante bastante tiempo de la primera parte. A partir del 55′ ellos dieron un paso adelante y nos han superado. Los cambios nos han dado mucha energía y continuidad en el juego, porque ellos juegan muy bien”, resumía a la perfección Míchel.
Reconoció, además, que el Girona “es un equipo que sin balón sufre”, pese a que ante el Celta defendieron bien en muchos momentos. Eso sí, sigue algo preocupado con las finalizaciones de su equipo. “Hasta el gol, no puede ser que tengas tanta posesión en campo rival y que no tires a puerta o no finalices jugada. El gol de ellos viene así, tenemos el balón y no finalizamos”, lamentaba.
Explicó que la decisión de juntar a dos centrales zurdos no tenía nada que ver con una gestión de cargas o de minutos, sino con una cuestión táctica: “Creíamos que el punta y Aspas iban a defender al mediocentro. Daley Blind con balón, en ese sentido de meterse casi como mediocentro nos iba a dar mucho”.
“Me está costando recuperar a gente y necesitamos a todos al 100%. Hemos buscado el mejor once posible para hacer daño al Celta”, añadía.
El miércoles, Montilivi vivirá una cita histórica y recibirá la visita del Feyenoord en el estreno de la ciudad en la Champions League. Pero Míchel negó guardarse nada pensando en ese compromiso: “El partido importante para mí era hoy, el miércoles ya vendrá. Necesito a todo el mundo preparado, el fútbol no es para pruebas”.
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“Los jugadores han alzado la voz y nosotros somos inexpertos en esto. Nuestra realidad es que el miércoles tenemos partido y luego viene el Athletic, pero no podemos pensar como los equipos grandes”, afirmaba, en referencia al calendario.