Cincuenta discos de platino -más de dos millones de DVD vendidos-. Once millones de suscriptores en Youtube (Botón Diamante) y 9.000 millones de reproducciones. Cumplen 20 años de trayectoria, y no son ninguna estrella de la música urbana o cantante melódico. Son un grupo de música infantil: Cantajuego celebra dos décadas marcando lo que escuchan, lo que cantan y lo que bailan niñas y niños de España y América Latina con un cancionero propio y rescatando canciones tradicionales o composiciones que hicieron hace décadas otros artistas. Lo celebran en el Teatro Lope de Vega de la Gran Vía madrileña con conciertos todos los fines de semana a partir de este sábado y hasta el 29 de diciembre, con un espectáculo en el que repasarán la historia del grupo.
Todo comenzó con una mudanza, la que se vio obligado a hacer el creador de Cantajuego, Pedro Zaidman (Buenos Aires, 1955), junto a su familia, de su Argentina natal a España, en plena crisis del corralito. Zaidman, que es músico, productor y maestro, ya traía en la cabeza el proyecto. Al llegar a España encontró un puesto como profesor de música, además de atender otros trabajos como músico. “Fui observando que mucha gente que había venido en esa época de Argentina traía mucho material que había creado y producido yo allá para profesores y colegios”. Eso le dio una idea: grabarlo en soporte audiovisual que, además de incluir las canciones, también tuviese orientaciones pedagógicas. No sabía que crearía el proyecto musical infantil de mayor impacto en las dos últimas décadas. “Yo la verdad soñaba con tener un espectáculo de música familiar siempre”.
Zaidman sigue siendo el motor detrás de Cantajuego, aunque en la actualidad ya no se ocupa más que de la música. Su hijo, Matías Zaidman, y su nuera, Olivia, llevan la empresa -Do it now producciones-, aunque Matías también es compositor de algunas de las canciones. Es una persona discreta, prefiere estar en un segundo plano. Ha logrado construir un equipo sólido que sostiene y hace crecer el proyecto. “Eso me da a mí la tranquilidad de poder trabajar en el estudio”, explica a El Periódico de España en una pausa de los últimos ensayos antes de estrenar el espectáculo del aniversario.
La fórmula original del Cantajuego no ha variado: es un proyecto fundamentalmente musical, acompañado de coreografías sencillas que ayudan a los más pequeños en su desarrollo, igual que las letras de las canciones. Zaidman dice que no lo creó pensando en la industria musical, como hace cuarenta años surgieran grupos infantiles como Parchís, o Enrique y Ana, sino como un proyecto útil para el desarrollo de la infancia. Por esto, su primer producto no fue un disco, sino un DVD con las canciones, acompañadas de ilustraciones y coreografías. El trabajo, elaborado de forma totalmente artesanal y sin ningún respaldo, fue distribuido por él mismo en tiendas y centros de educación infantil. Corría el año 2004. Funcionó muy bien. Y gracias a su cierto éxito casi underground, grabó un segundo volumen. El boca-oreja hizo que llegase a las oficinas de Sony, que le ofreció un contrato e hizo despegar el proyecto. “Me recibieron en las oficinas con la canción de El payaso tallarín“, recuerda con una sonrisa.
Petos vaqueros y sonido inconfundible
Uno de los elementos que más obsesinaba a Zaidman era conseguir que el grupo fuese inconfundible. Lo logró en la imagen, gracias a un sencillo uniforme de camiseta roja y peto vaquero. La idea, dice, era asociarlo con ropa de trabajo. “Comenzamos con muy pocas herramientas”, recuerda, “pero nos fuimos dando cuenta de que había que encontrar una imagen identificable y lo que buscábamos todo el tiempo era que la vestimenta estuviera muy asociada al trabajo. El peto, o mameluco, que se dice en América Latina, es usado por los campesinos y los obreros. No nos gustan los brillos, ni las luces, ni las cosas raras, nos gusta asociar nuestra imagen al trabajo”, afirma rotundo. ¿Un uniforme o baby de escuela infantil podría haber sido otra opción? “No, porque entonces ya dejas a la familia fuera. Queríamos que el proyecto apelase mucho al entorno de niñas y niños al completo, que fuese inclusivo”.
No nos gustan los brillos, ni las luces, ni las cosas raras, nos gusta asociar nuestra imagen al trabajo”
La misma dedicación le puso al sonido. Cantajuego ha conseguido un notable éxito con algunas canciones propias, pero sobre todo, han hecho un importantísimo trabajo de rescatar y actualizar canciones tradicionales populares (El corro de la patata, El patio de mi casa, Debajo un botón) así como las creaciones de composiciones de los 70 y 80 de gente como María Elena Walsh (El brujito de gulugú, Era un gato grande) o Miliki y Los payasos de la tele (Un barquito de cáscara de nuez, Hola don Pepito), entre otros. “Desde el punto de vista musical, hemos intentado encontrar un sonido propio, que empiece la canción y sin que se escuchen las voces la gente sepa que esto es Cantajuego. Que no se parezca a nada, que no copie el estilo de nada”, explica Zaidman. “Nos mantenemos firme en esa fórmula, da un poco igual si las canciones las hemos compuesto nosotros o no”.
Lo que sí han buscado siempre en la selección de su repertorio es que la temática de las canciones se encajasen con unos valores que, para el director del proyecto, son irrenunciables: la empatía, la solidaridad y la importancia de jugar. “La edad en que los niños y niñas dejan de serlo y pasan a ser preadolescentes es cada vez más pequeña, hay que seguir peleando para que no se olviden el juego, y sobre todo, que lo hagan junto al resto de su familia”, explica.
El despegue, una fiesta desbordada
De la mano de Sony Music el proyecto despegó exponencialmente. Con ellos grabaron el tercero de los DVDs (llegaron a grabar diez colecciones de Cantajuego, y a partir de ahí, han ido variando las colecciones con selecciones temáticas) y la locura se desató desde la misma fiesta de lanzamiento.
“La compañía nos gestionó el Teatro Circo Price”, recuerda Zaidman. “Nos preguntaron cuánta gente podíamos juntar y, tirando por lo alto, les dijimos que unas 300”. Para no quedarse de vacío, decidieron anunciarlo en la web del grupo. “Era un domingo de diciembre, hacía como diez grados en la calle, y desde las nueve de la mañana había gente haciendo fila para entrar”, rememora impresionado. “Al señor que estaba primero, le dije que se iba a congelar, que se fuera a su casa, y me contestó: ‘No puedo, me dijo mi mujer que si no consigo un lugar en la fila, mejor no vuelva'”. La asistencia desbordó a los organizadores: “vinieron dos mil personas, y seiscientas se quedaron en la calle. Tuvieron que habilitar todas las butacas del teatro”.
Empezaron a recibir mensajes en los que se les pedía que repitieran, pero cobrando entrada, para poder acceder ordenadamente, y esto les dio la idea de saltar a los escenarios. “Empezamos a trabajar sobre la gira y en 2008 comenzamos”. El soporte escénico amplió su repercusión: además de girar por España comenzaron a viajar a México, Perú, Argentina, Italia… “Es muy importante para nosotros”, admite Zaidman, “porque no solamente nos sirve para estar en contacto directo con el público, también para conocer en seguida qué canciones funcionan”.
Elenco fiel
El último elemento distintivo de Cantajuego es que el elenco se ha mantenido inalterado casi desde aquellos primeros años. Entre 2008 y 2010 fueron incorporándose los miembros del grupo que lo componen hoy: Ainhoa Abaunz, Eugenia Cabrera, Elena Chica, Paulino Díaz, Jonas Nihlen y Rodrigo Puertas.
Después del éxito masivo, Cantajuego tendría que reinventarse una vez más con la crisis discográfica y la llegada de Youtube, donde son reyes absolutos con 11 millones de seguidores (han recibido el Botón Diamante que la plataforma entrega a los creadores de contenido con más de diez millones de seguidores). “Tienes que adaptarte”, admite Zaidman. “Es dificultoso porque la tecnología cada vez va más rápido y además tienes que ir valorando, porque no todo nos vale”.
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De lo que no tiene intención Zaidman es de retirarse, al menos por el momento. Mientras celebran las dos décadas del grupo, que mantiene activos varios espectáculos -principalmente Burbujas, con numerosas fechas previstas para el final de año y el primer semestre de 2025- sigue concentrado en seguir creciendo. “Yo trabajo con la música, pero le añado la responsabilidad de intentar cambiar algo, de que Cantajuego sirva para contribuir a transmitir buenos valores”.