El Gobierno ha pasado de minusvalorar la maniobra del PP en Bruselas para intentar tumbar el nombramiento de Teresa Ribera como vicepresidenta ejecutiva en la Comisión Europea a encender todas las alarmas. El pasado martes, cuando se frustró su aprobación prevista por el Parlamento Europeo, fuentes del Ejecutivo se mostraban convencidas de que conseguirían “como mucho, el retraso de unos días”. Sostenían que el Partido Popular Europeo no iba a supeditar a “un interés nacional” el pacto global alcanzado con socialdemócratas y liberales para el reparto de los principales puestos de responsabilidad en la nueva legislatura. 48 horas después, las sensaciones han cambiado y el temor ha crecido. Principalmente, según argumentan, porque Alberto Núñez Feijóo estaría jugando la baza de que el alemán Manfred Weber, jefe de filas del PPE, necesita sus votos para seguir siendo presidente del partido a nivel europeo.
“Feijóo se habría comprometido a apoyar a Weber para repetir en la presidencia del PP Europeo en el congreso del partido que se celebra en unos meses”, explican desde el departamento de la vicepresidenta de Transición Ecológica. A cambio, el líder del PPE estaría dispuesto a seguir hasta el final con el pulso de Feijóo para cuestionar a Ribera por su gestión en la catástrofe de la DANA. Los populares europeos celebrarán su congreso el próximo año en Valencia. Su elección visibiliza el peso de los conservadores españoles, que con 22 eurodiputados son la primera fuerza del PPE.
El presidente de los populares reiteró su rechazo de plano este miércoles a la elección de Ribera y trasladó la presión al Gobierno: retirar su candidatura y proponer otro nombre para no retrasar o hacer decaer el acuerdo para los nuevos vicepresidentes. Hasta se apunta, sin especificarlo públicamente, al titular de Agricultura, Luis Planas, como recambio por su conocimiento de las instituciones europeas al haber sido eurodiputado y embajador permanente de España ante la UE. La última propuesta es que Ribera se comprometa a dimitir como comisaria si su gestión de la DANA es judicializada.
El Gobierno respalda sin ambages a Ribera, pese a la creciente incertidumbre. Los colaboradores de Pedro Sánchez reconocen que la situación se ha complicado y que las consecuencias comienzan a ser “imprevisibles”. “Cuando el caos se desata es difícil encauzarlo”, explica gráficamente un ministro socialista sobre el riesgo de romperse la coalición proeuropea. Incluso para Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión que pertenece a la misma familia política que Feijóo.
El jefe de la oposición, según reprochan desde el Gobierno, se habría valido de “la pugna entre Weber y Von der Leyen para desviar el foco mediático de Mazón en la DANA”. “Es más que Feijóo está utilizando a Weber que al revés”, explica otro ministro socialista. Y es precisamente la clave interna del PPE la que contribuye a generar dudas sobre la posibilidad de controlar esta situación.
Con todo, otros miembros del Gobierno confían en que finalmente todo se reconduzca para evitar un “bloqueo” en las instituciones comunitarias. Una parálisis que, añaden, “conduce a una enorme inestabilidad”, máxime en el actual contexto geopolítico por las guerras en Ucrania, Oriente Medio y la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EEUU. Por ello aseguran que dentro del PPE algunos diputados piden levantar el veto para no tener que mirar a la ultraderecha de cara a próximos acuerdos. Presiones que de momento no han hecho mella.
Comparecencia en el Congreso
Los socialistas están convencidos de que Feijóo intentará hasta el final cobrarse la cabeza de Ribera y entienden que Von der Leyen todavía tendría margen de maniobra. “Es su Comisión”, concluyen. El portavoz de la presidenta de la Comisión se limitaba este jueves a mostrar su confianza de que el nuevo ejecutivo arranque en las fechas previstas: “Esperamos que sea posible comenzar el 1 de diciembre”. Al boicot a Ribera se suma el cuestionamiento por parte de los socialdemócratas europeos del candidato de Georgia Meloni, Raffaelle Fitto. Un efecto dominó que amenaza con remover todas las piezas.
La elección de las seis vicepresidencias pendientes ha quedado aplazada sin fecha y el PP quiere supeditar los próximos pasos a la comparecencia de Teresa Ribera el próximo miércoles en el Congreso. La portavoz del PP, Dolors Montserrat, la acusó durante su examen oral del pasado martes en Bruselas de no haber comparecido ya en la Cámara alta, “en vez de estar escondida para salvar su sillón europeo”.
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Para los populares, Ribera es la ministra “con mayor responsabilidad en la prevención de las inundaciones”. Una enmienda a su gestión durante la DANA que achacan además a estar ausente durante las primeras horas de la tragedia por encontrarse en Bruselas y la falta de avisos por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), de su competencia. En el Ejecutivo trasladan su total respaldo, además de defender la actuación de los organismos dependientes del Estado para deslizar responsabilidades sobre una respuesta tardía a la Generalitat.