El Gobierno sigue firme en su apuesta por incrementar el gasto en Defensa y abandonar la posición de cola entre los países de la OTAN. Desde el pasado mes de septiembre, Consejo de Ministros tras Consejo de Ministros, el Ejecutivo ha priorizado la inversión militar hasta sumar cerca de 2.000 millones más. Las últimas partidas, aprobadas esta semana la víspera del cumplimiento de los mil días de la guerra en Ucrania, han sido de las más cuantiosas con un total de 657 millones de euros más.
En su mayoría para la adquisición de munición destinada al Ejército de Tierra. Una compra que se realizará a través de la Agencia de Apoyo y Adquisiciones de la OTAN (NSPA, por sus siglas en inglés). El otro contrato, de 34 millones de euros, autoriza la compra de simuladores de duelo individual “para la instrucción y el adiestramiento del combatiente”, que incluye cursos de formación al personal instructor.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, subrayaba esta semana durante una comparecencia en el Congreso la necesidad de mantener la ayuda a Ucrania y ponía el foco en la misión de adiestramiento de tropas ucranianas. Hasta la fecha son ya cerca de 6.000 los reclutas de las Fuerzas de Defensa de Ucrania que han pasado por bases militares españolas.
La multiplicación del gasto en Defensa, a pesar de estar los Presupuestos prorrogados, es una prioridad por la compleja situación geopolítica. Incluso en el anterior Consejo de Ministros, de carácter extraordinario para aprobar el paquete de ayudas tras la DANA, el Gobierno no perdió la oportunidad de aprobar media docena de nuevos contratos militares, con un gasto de 215 millones de euros.
Un paquete que incluyó la adquisición de material a Estados Unidos para el sostenimiento de cazas (43 millones); la compra de terminales del sistema MIDS, que permite intercambiar informaciones tácticas entre diferentes unidades o plataformas militares en misiones conjuntas o combinadas de la OTAN (14,8 millones); ambulancias para unidades militares (108,6 millones); la contratación de los servicios de mantenimiento de equipos de apoyo de las aeronaves del Ejército del Aire y del Espacio (13,3 millones) y de consultoría y asistencia técnica para el Mando Conjunto del Ciberespacio del Estado Mayor de la Defensa (35,3).
El incremento del gasto militar para cumplir con los compromisos de la OTAN, sin embargo, se convierte en un escollo añadido para aprobar los Presupuestos, dado el rechazo de los socios del arco progresista. Desde uno de estos grupos advierten que ante el porcentaje de gasto previsto, para cumplir con el objetivo anual de llegar al 2% del PIB del 2029, el Gobierno deberá mirar al PP para aprobar este capítulo de las cuentas.
“El Gobierno va aumentando y aumentando”, se resignan desde otros de los grupos que apoyaron la investidura para dar cuenta de una estrategia “recurrente” de Defensa para incrementar el gasto sin pasar por el Congreso.
Situación geopolítica
Donald Trump ya adelantó que de ser presidente pediría a los aliados elevar el objetivo de gasto militar del 2% al 3% del PIB. Precisamente, en la primera conversación telefónica que Pedro Sánchez mantuvo con Trump para felicitarte sobre su victoria electoral, señaló que “EEUU y Europa debemos continuar reforzando la relación transatlántica”. “España y EEUU somos socios, amigos y aliados estratégicos”, dijo para explicar que “seguiremos trabajando juntos para hacer frente a desafíos globales”.
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El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, por su parte, pidió que todos los países miembros de la organización deben “ir más lejos y avanzar más rápido“ en su capacidad bélica y continuar “brindando apoyo” a Ucrania en su guerra contra Rusia. España está haciendo los deberes. Algo de lo que da cuenta si la multiplicación del gasto de los últimos meses se pone en perspectiva con los últimos Presupuestos de 2023, donde la partida para Defensa ascendió a 12.825 millones de euros.