No pasará a los libros de historia como uno de los mejores derbis vascos de la última década, pero el Athletic hizo lo que tenía que hacer. Los de Ernesto Valverde plantearon un partido serio, de mucha garra en el centro del campo y obligando a la Real Sociedad a estar muy incómoda durante gran parte del duelo.
[–>Fue suficiente. Sobre todo, porque arriba siempre hay dinamita. Cuando no aparece uno lo hace otro. Esta vez le tocó a Oihan Sancet, que todo lo que hace lo hace con un sentido para herir al rival. El mediapunta se comió a Javi López en un centro llovidísimo de Nico Williams para anotar el único tanto de la contienda. Poco más hubo. No tuvo demasiadas ocasiones el Athletic… y tampoco las tuvo la Real. Un disparo mordido de Zubimendi y un remate de Oyarzabal tras jugada de estrategia fue el balance ‘txuri-urdin’. Muy poco del capitán.
Un partido trabado
Menos mal que apareció Sancet para darle algo de colorido al partido en el arranque. Hasta el tanto del mediapunta, mucho barro y poco fútbol. Planteó el Athletic un partido aguerrido, sin dejar jugar al rival y a la Real le costó coger temperatura. De hecho, hasta que no faltaron diez minutos para llegar al descanso el equipo de Imanol apenas había podido trenzar cuatro pases seguidos. Tenía que pasar algo más en el segundo tiempo.
Aunque las cosas no empezaban demasiado bien para la Real. Y es que Beñat Prados tenía el segundo después del pase atrás de Sancet. Le tocaba a Alguacil mover el banquillo. Quitó a Take para sorpresa de todos justo después de que Zubimendi tuviera la más clara para el cuadro donostiarra y le costó un mundo a su equipo crear algo de peligro.
[–>
El remate de Oyarzabal tras un saque de esquina botado por Sergio Gómez fue todo. El Athletic solo tuvo que aguantar y aguantar. Agirrezabala no sudó demasiado. No estuvo cómoda la Real, que se fue de vacío de San Mamés.