En un clima político de máxima crispación, donde cada vez es más habitual tener que parar los debates en el Congreso ante los gritos e insultos que se vierten en el hemiciclo, la presidenta de la Cámara Baja, Francina Armengol, ha avisado de los “desafíos terriblemente urgentes” que hay que encarar en un contexto que “no es precisamente favorables” y con un “parlamento plural” alejado de las antiguas mayorías absolutas. Ante este escenario, ha apelado al consenso que permitió aprobar la Constitución en 1978 para luchar contra la violencia machista o hacer efectivo el artículo 47 de la Carta Magna, el cual recoge el derecho a una vivienda digna.
“Celebrar el 46 aniversario de nuestra norma suprema debe servir para recordar que es nuestro mejor ejemplo de éxito colectivo”, ha reivindicado Armengol en un acto celebrado en el Congreso al que han asistido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, varios ministros, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y la mayoría de presidentes autonómicos. Ante este público, la presidenta del Congreso y tercera autoridad del Estado, ha señalado que la fórmula de aquel éxito fue “abrazar el acuerdo“.
Armengol ha recordado que la situación en 1978 era “convulsa“, con la estructura del franquismo aún vigente, una crisis económica mediante y con el terrorismo de ETA “repuntando con dureza”. No obstante, ha señalado que “estar a la altura de las circunstancias en aquel momento significó ponerse de acuerdo” y construir “un lugar de encuentro desde posiciones alejadas”. Ahora, ante “grandes momentos de adversidad“, como la pandemia, la guerra de Rusia contra Ucrania o las catástrofes naturales, ha apuntado que se “necesita, precisamente, de mucho diálogo y debate a la hora de tomar decisiones”.
De la pobreza al cambio climático
Entre los “desafíos terriblemente urgentes” que encara la sociedad, Armengol ha citado la lucha contra la pobreza y la desigualdad económica; la necesidad de un reparto equilibrado de la riqueza; el blindaje de los pilares del estado de bienestar, con especial atención al derecho a la vivienda digna; la lucha contra la desinformación; la erradicación de la violencia machista; o el combate contra el cambio climático. “Sigamos luchando, pero en la misma senda, unidas y unidos por un fruto común, por un futuro digno, por la posibilidad de la esperanza”, ha dicho.
Esa unidad para hacer frente a estas cuestiones también la ha reclamado para encarar la reconstrucción en las zonas afectadas por la DANA. “Ahora debemos mantenernos unidos. Unidos en la ardua tarea de la reconstrucción, desplegando todos los medios a nuestro alcance; unidos en el propósito firme de salvaguardar y robustecer nuestros servicios públicos, garantía de protección y seguridad, porque el Estado somos todos y todas”, ha dicho, antes de recalcar que la sociedad necesita que los políticos estén a la altura, como ocurrió en 1978.
El entendimiento es posible
La presidenta de la Cámara Baja ha admitido que esta tarea de consenso es compleja, pero ha recordado que este último año ha dejado ejemplos sobre la mesa en los que se evidencia la capacidad de entendimiento entre la mayoría de las fuerzas políticas. Así, ha reivindicado la reforma del artículo 49 de la Constitución, para sustituir el término “disminuido” por “persona con discapacidad”, que fue respaldado por todos los partidos, a excepción de Vox. “Resulta gratificante comprobar que es posible -aunque difícil- modificar puntos a través de grandes consensos sin que se rompan nuestras normas imprescindibles de convivencia”, ha sentenciado.
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Y no solo en la reforma de la Constitución. También ha señalado que “el acuerdo y la unión siguen siendo virtudes políticas” en el Congreso a la vista de la veintena de iniciativas que se han aprobado en el último año. En este aspecto, ha puesto el foco en la ley del ELA, que salió adelante por unanimidad. “No son pocas alianzas. No son cosas menores. No las olvidemos. […] “Que los frutos de nuestros acuerdos nos servan como faro para fentenarnos a los grande desafícios que tenemos por delante,” he asserted.