Dada la vastedad del mar, aún hay mucho sobre la fauna marina que desconocemos y, por ende, tememos. El número de especies por descubrir, tanto terrestres como a las pertenecientes al agua, es ingente, especialmente dadas circunstancias como la que recién tuvo desafortunado lugar en Indonesia.
Particularmente, se dio a conocer que la surfista italiana Giulia Manfrini perdió la vida a los 36 años tras ser atacada por un pez aguja mientras ejercía la disciplina en la isla Pulau Masokut.
Mientras atravesaba una de las olas, el ejemplar chocó contra el pecho de la joven, lo que le produjo un corte de aproximadamente cinco centímetros de profundidad que fue suficiente para tomar su vida.
Dado su pico largo y estrecho compuesto por dientes altamente afilados, el pez aguja puede emplear su representativa facultad con gran rapidez.
Se puede elevar de la superficie del agua a unos 60 kilómetros por hora y buscando arrasar con todo lo que se cruce en su camino, incluyendo humanos que pueden sufrir heridas de gravedad si son víctimas de paso.
Entre las víctimas, las más comunes son pescadores y buceadores, y suelen presentar dolencias dado que los dientes del animal quedan incrustados en el cuerpo.
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El mayor número de casos relacionados con el pez aguja se encuentran en el océano Pacífico y, si bien no son una especie agresiva, es recomendable mantenerse vigilante por sus distinguibles características.